COLUMNA INVITADA

El Pueblo todo lo ve, a veces tarda, pero no olvida

Hay información, pero no sabemos realmente sobre ella, construimos una opinión, con la que generamos una relación emocional, pero no conocemos en el fondo las cosas

OPINIÓN

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Óscar Sandoval / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Estamos entrando al punto ciego de cualquier administración. Aquel en el que el ejercicio del poder es pleno porque la primera mitad del sexenio entrenó a quienes lo ostentan; pero, también a aquella en la que el pasado ya es del gobernante -los datos reflejan los resultados de lo ejercido-, el presente juega disfrazado de futuro -sucesión- y el futuro no es de nadie porque la aprobación (desaprobación) demoscópica es propiedad de la persona.

Además, el fin del “neoliberalismo” regresó a la política la potestad absoluta del poder y con ello las decisiones no son técnicas sino eminentemente políticas; es decir, son un deseo disfrazado de modelo y eso se localiza en la frontera entre la política y la comunicación: certezas de momento que no es lo mismo que incertidumbre de futuro.

Esto ha dejado afónica a la iniciativa privada, quien quiere curar el Covid19 con Pentrexyl (antibiótico común de los 90s), es decir, desarmar argumentos políticos con técnicos: callejón (todavía) sin salida; lo que no mata a ninguno de los dos, pero solo hace a uno más fuerte.

Habrá quien lo quiera comparar con el pasado del PRI y buscar en el almanaque la previsión del futuro, pero obviaría lo más importante: la comunicación de hoy hace la diferencia tanto en el impacto en la opinión pública, como en los efectos de las decisiones políticas de gobierno en la economía.

“Hoy corremos detrás de la información sin alcanzar un saber. Tomamos nota de todo sin tener un conocimiento” señala el filósofo Byung-Chul Han y explica en mucho la relación del “pueblo de México” con la administración López Obrador.

Hay información, pero no sabemos realmente sobre ella, construimos una opinión, con la que generamos una relación emocional, pero no conocemos en el fondo las cosas. Aprobamos hoy, como comentamos en este espacio, exactamente lo contrario a lo que era acuerdo en el pasado reciente.

“Ni modo que ellos (Joe Biden y Justin Trudeua) estén a favor o protejan a corruptos. Ellos son gentes íntegras, que defienden los intereses de sus pueblos como lo hacemos nosotros en México.”, también, simplificamos cosas complejas en frases sobre las que es imposible estar en desacuerdo y no hay debate porque ese es técnico y no político.

En dado caso, aprovechamos la oportunidad para lograr objetivos en ese terreno y punto: el futuro de nadie y si no me creen, pregúntenle al PRI, Alejandro Moreno y Rubén Moreira.

Nuevamente, ahí la magia y el triunfo continuo medido en aprobación del presidente López Obrador y su extraordinaria forma de comunicar. El riesgo, podría estar ampliando el punto ciego de su administración.

¿Por qué? Primero, porque no hay gira presidencial que dé la calle de candidato. Hay un momento en el que la simplificación enoja, sobre todo cuando se trata de economía familiar.

Segundo, dentro de la misma Administración hay más interés que el del gobernante -hay quienes opinan que ya tuvo su oportunidad y ahora les toca a ellos-, y esas bombas explotan en forma de boda, muertes de cardenales, devaluaciones o “x” papers.

Tercero, la añoranza del pasado llevó, entre otras cosas, al PRI de regreso a la Presidencia de la República. También lo sacó rápido y veloz ante la “faramayosa“ corrupción. La gente todo lo ve, a veces tarda, pero no olvida.

El punto ciego se acota escuchando y dándole un poco a todos, en presupuesto, pero también en política y en razón.

POR ÓSCAR SANDOVAL SAENZ
CONSULTOR, SOCIO DE 27 PIVOT
OSANDOVALSAENZ@27PIVOT.COM
@OSANDOVALSAENZ

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