MALOS MODOS

Con las garnachas no

Ricardo Anaya, al que debemos conceder que ha sabido hacer ruido con sus videos, apareció en uno con un taco en la mano, y fue un desastre

OPINIÓN

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Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Podemos burlarnos de aquí al final de los tiempos de esa afición presidencial a convertir el sexenio en un interminable tour garnachero. O tal vez podemos y hasta debemos indignarnos y repetir que mientras el Presidente se hace videos, según el día, con una barbacha perlada de grasa, una tlayuda tamaño XXL o unas gorditas que no alcanzan a contener ese relleno sabrosísimo, el país se cae a pedazos. Sí, podemos.

Lo que no podemos hacer es negar que al Presidente la estrategia le funciona.

Tres insultos y acusaciones cada mañana, un par de “tengo otros datos” a la quincena y, sobre todo, tres sesiones de garnacha por semana bastan para mantener una popularidad que, en efecto, no se corresponde con la realidad piñatísima que nos rodea. Es la magia de nuestro líder.

De nuestro líder… Y de nadie más que nuestro líder. Quiero usar esta trinchera, gente querida consagrada a la política, para llamarlos de manera enfática, por su bien, a que suelten, pero ya, el taco. Hay que ser un iluminado para sostener un sexenio a fritangazos y, compañeras, compañeros, iluminados en la historia universal de la política hay muy pocos, la mayoría dueños de aptitudes relacionadas con la guerra, la administración o la retórica, pero titanes que hayan llegado a la cúspide sostenidos en los anafres sólo hay uno.

Así pues, no lo intenten. Repito: suelten el taco; huyan de la guajolota y el tlacoyo; escondan pudorosamente el kilo de maciza que compraron para el partido del Cruz Azul. Y es que, de plano, lo contrario significa exponerse al escarnio.

Esto viene a cuento porque, hace un par de días, nuestra jefa de Gobierno fue grabada y subida a redes en el acto de irse sobre unos de canasta. No dudo que a la líderesa de la sagrada tierra chilanga le gusten el de frijolitos, el de papa, el de chicharrón prensado. Digo, a quién no.

El problema fue que a algún genio de la comunicación se le ocurrió algo como: “Tú llega natural, Claudia, sin ver a la cámara, pero… Eso, sonriendo más. Casual. Ándale. Luego, muerdes el de papa, pero sin dejar de sonreír”. Y bueno, nadie se la creyó, porque los genios de la comunicación deben entender la diferencia entre verdad y verosimilitud, concediendo que la jefa de Gobierno baje en efecto una vez por semana a echarse unos sudados.

Desde luego, el problema no es sólo del oficialismo. Ricardo Anaya, al que debemos conceder que ha sabido hacer ruido con sus videos, apareció en alguno con un taco en la mano y fue un desastre, porque lo agarró como quien agarra a una víbora de cascabel, igual que antes —vuelta al oficialismo— el Doctor Muerte se exhibió con un plato de pejelagarto enfrente, y el resultado, predecible, es que el pejelagarto transmitía mucha más simpatía y humanidad que el doctor.

Unámonos, pues, todos en una causa común: con las garnachas no.

POR JULIO PATÁN

COLUMNISTA

@JULIOPATAN09   

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