COLUMNA INVITADA

El acomodo de la humanidad en lo local

"Confieso que he vivido" pontificó uno de los grandes poetas latinoamericanos, el chileno Pablo Neruda

OPINIÓN

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Enrique Quiroz Acosta / Colaborador / Opinión El Heraldo de México/Créditos: Especial

Nada impacta más en la idiosincrasia de cualquier ser humano que sus propias vivencias, desde sus primeros años, por no decir que las de estos primeros años impactan mucho más. Hemos dicho: infancia es destino. Ello explica muy diversos traumas y actitudes de cada persona. Es normal que se reflejen en su actuar y que a aquellas “huellas emocionales” marquen, en gran medida, su trayectoria vital.

Desde luego que, además, se le da preponderancia a lo que incide en la vida cotidiana de cada uno y lo primero que importa es resolver la vida que “tenemos a la vista”. Lo que hoy y en los próximos días influye en el día a día y nos atañe “de carne y hueso”. Es normal, por ello, que, probablemente, en nuestro actuar cotidiano no tengamos “en la mira” la sobrevivencia del género humano y mucho menos del planeta tierra. Sea cual sea el discurso político que ya circula por todo el orbe acerca de los grandes riesgos que aquejan a la vida misma sobre nuestro planeta, por desgracia, para muchos, aun inconscientemente es preferible o más cómodo “patear el balón” y hacer caso omiso en la vida diaria de las cuestiones que en conjunto ponen, en efecto, en riesgo la vida conocida.

Claro que un factor muy importante es que los grandes problemas inmediatos de la cotidianidad nos absorben y ocupan. La atención de eso inmediato y a simple vista “y estómago” hasta por instinto nos lleva a su principal atención. En lo general, si, lo primero es sobrevivir en este día y los que vienen, yo y mi comunidad primaria” y luego “le entramos a los problemas globales de toda la humanidad”. Desde luego, para algunos, podría tratarse de una actitud irresponsable como miembros de una especie. Nadie tiene derecho a contribuir a la extinción de todos, no faltará quien profese. Habrá quienes tal vez consideren que son aspectos incompatibles, pero en rigor, con conciencia y solidaridad, siempre se puede ubicar la coincidencia de ambos objetivos: sobrevivencia en lo local e inmediato y contribución real y efectiva a la especie humana y lo qué ahora conocemos de la vida.

No faltará quien considere que la disyuntiva es más severa mientras más es aguda la pobreza regional y local. Salvarse a sí mismo y a los suyos en situaciones extremas puede absorber toda la atención, se desee o no. Este es el auténtico reto de los líderes, en el entendido de que es mucho más complejo, mientras más necesidades locales se amplían y agudizan. Ese reto de los líderes y responsables públicos en países con elevada pobreza es, pues, muy delicado, en conciencia, recursos y acción para atender lo cotidiano, delicado y urgente, pero al mismo tiempo, atender la sobrevivencia global efectivo.

Se debe reiterar, todos tenemos la doble responsabilidad, pero entre más pobres se ubiquen en una nación el reto es más complejo y todo el orbe debe participar a lograr el binomio: atención efectiva real y urgente a lo local y la sobrevivencia mundial. Conciencia, talento y liderazgo a fondo.

POR ENRIQUE QUIROZ ACOSTA 
ABOGADO Y COLABORADOR

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