A pesar de los sobresaltos y del desagradable resabio de la ausencia presidencial, la entrega de la Medalla Belisario Domínguez terminó siendo entrañable. De un lado, la presencia de Ifigenia Martínez, leyenda viviente de la lucha democrática de la izquierda en las últimas décadas, con Porfirio Muñoz Ledo —su compañero de luchas— atestiguando el momento desde la primera fila del salón de sesiones del viejo Senado.
Del otro —medalla post mortem—, el recuerdo del doctor Manuel Velasco-Suárez, el padre de la bioética en México que veía en la política “el arte de hacer medicina en grande”, en un sentido discurso pronunciado por su hijo Jesús Velasco-Suárez Siles. Entre uno y otro, el duende de los imponderables. Beatriz Paredes (PRI), quien tenía a cargo presentar la biografía del doctor Velasco-Suárez, no pudo llegar a la vieja casona de Xicoténcatl. Un accidente nocturno de carretera, hospitalización de madrugada y un tobillo con múltiples fracturas se lo impidieron.
En su lugar, por decisión de la familia de don Manuel, leyó sus notas la senadora Josefina Vázquez Mota. Sí, una panista terminó subiendo a la tribuna —frente a Adán Augusto López y Rosa Icela Rodríguez— para torzón de los morenos agraviados por Lilly Téllez que deseaban sepultar a los del blanquiazul en esta ceremonia. Jugarretas de la vida… Pero nadie quería provocar un mal momento. En el recinto del Senado, apenas si se atrevían a pronunciar el nombre del presidente Andrés Manuel López Obrador. Finalmente ocurrió por parte de la senadora chiapaneca Sasil de León (PES), pero apenas unas palmas arrancó desde la bancada guinda. Los galardonados también pronunciaron el nombre del jefe del Ejecutivo y la reacción fue la misma. Pocos aplausos morenos y un profundo silencio del lado de la oposición. Las panistas que supuestamente iban a confrontar a AMLO ni las quijadas movían.
Entonces, la maestra Ifigenia y el doctor Velasco-Suárez (evocado por su hijo) recuperaron el papel que les correspondía: el principal. Del fundador del Instituto Nacional de Neurología, su hijo destacó el paralelismo entre la vida de Belisario Domínguez y su padre don Manuel: “chiapanecos ambos, médicos ambos, educados en el extranjero ambos; defensores ambos de la vida, de la salud, de la libertad…”.
Y doña Ifigenia Martínez, con sus 91 años de edad, destacó —por supuesto— el camino que inició hace más de 30 años junto con Cuauhtémoc Cárdenas (quien no estuvo presente) y Muñoz Ledo al crear la Corriente Democrática. —La lucha de la izquierda ha tenido un logro mayúsculo para la nación con la conducción de Andrés Manuel López Obrador—, sostuvo.
“Es el tiempo para la unidad de la República en torno a los grandes objetivos nacionales que debemos compartir con respecto a la pluralidad democrática. Quiero hacer un llamado a la unidad para la fortaleza y el desarrollo nacional. Quiero recordar que México es nuestra causa y nuestra casa común y como Belisario Domínguez hago un llamado al compromiso y al deber”.
La primera mujer directora de la Escuela de Economía de la UNAM refrendó además su compromiso con la Cuarta Transformación y su intención por recuperar la rectoría del Estado. —Es imperativo recuperar la industria eléctrica que los gobiernos neoliberales debilitaron. Ese proceso inició ya—, apuntó con una sonrisa en ristre.
••• GEMAS: Obsequio de la senadora Beatriz Paredes desde su Facebook: “Amigas y amigos: Tuve un accidente. Afortunadamente, las consecuencias no fueron graves. Sin embargo, tuve una fractura múltiple en el tobillo derecho y algún desajuste en la columna, que están revisando. Me atendí inmediatamente y las cosas están por buen cauce, con la necesidad del tiempo que requiere la recuperación de una fractura. Les agradezco mucho su solidaridad y preocupación, estoy bien”.
POR MARTHA ANAYA
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