TRES EN RAYA

Radiografía del PRI que pertenece a Morena

Mientras los diputados hacen mutis ante los comentarios de su dirigente, los senadores han alzado la voz (si bien no todos) para decir que votarán en contra de la contrarreforma

OPINIÓN

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Verónica Malo Guzmán / Tres en Raya / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Rompimientos de muchas clases y tamaños. La contrarreforma eléctrica ha sacado chispas en la coalición opositora. El PAN y lo que aún queda del PRD ya afirmaron que votarán en contra. Por su parte, Alejandro Moreno, líder del vetusto tricolor, dijo que irán a “mesas de consulta” para determinar la forma de su voto. 

Dentro de los dimes y diretes, Acción Nacional amenazó al PRI: de aprobar los “electrochoques” que vienen, romperán la alianza Va por México, haciendo con ello el caldo gordo a López Obrador y dibujando la división que el Presidente no había podido lograr. Mejor sería invitar a los priistas para que voten a conciencia y no de acuerdo a las instrucciones de su dirigente nacional, pero bueno...

Como respuesta al ultimátum” panista, Alito reviró con: “al PRI no lo presiona nadie…” para, acto seguido, “morderse la lengua”, pues ante el anuncio presidencial de que todo aquel diputado que vote en contra de la reforma será mencionado en la “mañanera” como “traidor”, allí sí guardó silencio absoluto.

Pero la escisión es también al interior del otrora poderoso Revolucionario Institucional. Mientras los diputados hacen mutis ante los comentarios de su dirigente, los senadores ya han alzado la voz (si bien no todos) para decir que votarán en contra del adefesio propuesto por Presidencia. Increíble, hay todavía un PRI que sí puede decirle “no” al Presidente; aparentemente es la parte del partido que podría salvar al bloque opositor…

A este menjurje sumemos, adicionalmente, la deplorable amenaza del Presidente a los miembros del legislativo; y peor, que los mismos prefieran cerrar la boca antes que señalar que se trata de un amago y de la intromisión del Ejecutivo federal en los quehaceres de otro poder que —al menos en la ley— es independiente.

Mientras tanto, los morenistas prueban una nueva modalidad de contorsiones para no tener que decir nada respecto del apoyo a la iniciativa presidencial por parte de un PRI al que tanto desprecian. Comen sapos, ratas y priistas, y sonríen encantados.

¿Será que muchos de estos morenistas siguen siendo priistas de hueso colorado? Como Ignacio Mier u Olga Sánchez Cordero; una larga lista que inicia y termina con el mismísimo López Obrador.

La radiografía del PRI ante la descarga eléctrica muestra dos seres que cohabitan el mismo partido: uno neoliberal que, dice, apuesta al futuro, que aparentemente entiende la urgente necesidad de mantener la Reforma Energética tal y como está y que no desea permitir un salto al precipicio del pasado contaminante; otra —que sobresale y crece como la metástasis de una enfermedad incurable— autoritaria, presidencialista, que sólo sabe existir en el poder y que ha evolucionado hasta convertirse en un dinosaurio color Morena.

Estoy convencida de que si el Revolucionario Institucional piensa que puede vender caro su amor, lleva todas las de perder. Pero igual ahí lo tenemos, sumándose —en parte— a lo dicho por Mier, coordinador de Morena en San Lázaro: dar de plazo hasta diciembre para discutir la reforma eléctrica. 

¿A qué juegan morenistas y priistas? A que la gente se canse de discutir el tema. A que cuando se vote todo el mundo esté en otros menesteres. A que para entonces se haya aprobado el presupuesto federal del año (y sobre todo los presupuestos estatales), y sea momento justo de que entidades priistas deban recompensar apoyos. A irle demostrando a muchos miembros del PRI (Alejandro Moreno, Rubén Moreira, etcétera) que las cuentas de su pasado les aguardan en la ASF, en la UIF, en las revisión que harán administraciones locales morenistas entrantes; que les espera una Fiscalía movida por rencores. O, bien, que se traducirá en oportunidades para sumarse a la Cuarta Transformación, incluso a nivel federal (lo que explicaría las amplias y entusiastas alabanzas que hace Alejandro Murat, gobernador de Oaxaca, a la iniciativa de la industria eléctrica). 

La estrategia de esa parte del Revolucionario Institucional está teniendo un costo muy alto para el partido. Eso sin mencionar que jugar a los tiempos y a la espera demuestra que, al meditar el voto, lo último que hacen sus miembros es pensar en México.

POR VERÓNICA MALO
VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM
@MALOGUZMANVERO

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