COLUMNA INVITADA

La "contra" reforma es un documento político

La reforma propuesta no solo nos habla del pasado de los hidrocarburos, sino del futuro de los minerales

OPINIÓN

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Óscar Sandoval / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Estamos en el limbo de lo que cuesta realmente la transformación. Su costo es mucho mayor a ofrecer discursivamente precios más bajos de energéticos a los consumidores o costos menores de construcción, como dicen sucedió con el aeropuerto. Lo grave es que, hasta el momento, ni gobierno, ni oponentes políticos a ella, han clarificado argumentos, ni dimensionado las consecuencias.

Contrario a lo que la oposición quiere dejar ver, no es solo regresar al pasado, es también monopolizar en el Gobierno el futuro.

Hoy el valor de las cosas no es solo económico y tampoco únicamente de afectación moral. Mucho menos se limita al costo político, que es en donde está malamente el foco mediático y de discusión pública en este momento.

Hay mucha perversidad en el juego de Morena, pero también en el del PRI, porque creen que se están jugando votos, futuro político o inmunidad de su pasado, cuando están frente a un tema técnico que no finaliza en las fronteras del país.

Pasó con la clausura de la construcción del aeropuerto y esta sucediendo con la contrarreforma energética que afirma requiere de “la cancelación de todos los permisos de generación eléctrica otorgados”.

Atentos, este acto de transformación no cuesta solamente el valor de los contratos, ni la valuación de las empresas que los obtuvieron y los ejecutan. Va más allá.

La idea es una CFE monopólica en toda la cadena de valor, lo que tiene un precio incalculable por tres razones.

Primero, implica el valor de los contratos cancelados más los costos financieros asociados. Recordemos que también son respaldo de préstamos millonarios y que erosionarían el sistema financiero mexicano con impactos a nivel internacional.

Segundo, no es el valor de la empresa, es su valor futuro lo que esta en riesgo. Recordemos que aquellas que son públicas, es decir, que están en la bolsa de valores, no están cotizando en función de lo que son hoy, sino de lo que se espera que sean en el futuro.

Tercero y más importante para la transformación, es incalculable el valor de las personas que trabajan en la industria no solo por las indemnizaciones laborales, sino por el talento especializado. ¿Habrá trabajo en CFE para todos ellos?

Hay otro factor, el litio que, por cierto, no hay tanto en México; es solo uno de los minerales relacionados con la tecnología. Tan solo para las baterías de los vehículos eléctricos es también fundamental el cobalto. Pero no solo eso, vamos con aquellos que son más comunes, el oro y la plata también son considerados como minerales estratégicos para la tecnología.

Esto nos pone sobre la mesa que la reforma propuesta no solo nos habla del pasado de los hidrocarburos, sino del futuro de los minerales. ¿Están listas las empresas mineras para una expropiación disfrazada de minerales estratégicos?

En México no nos estamos tomando en serio la hipervinculación de la economía global entre países a través del comercio y la inversión extranjera directa, sino también a través de fondos de inversión y entidades bancarias que conjugan dinero de todos lados y cuyas decisiones a veces tienen más peso que la decisión de un presidente de un país. Ahí no se juegan votos, ni solamente dinero, tienen claro que el futuro no es de hidrocarburos.

Quiero equivocarme, pero hasta hoy, no veo políticos discutiendo sobre las verdaderas implicaciones de lo que está sucediendo y sí haciendo vientos para que su barca personal llegue a buen destino. Bajo esa premisa, el siguiente presidente puede ser quien entienda que esta “contra” reforma no es política, es país.

POR ÓSCAR SANDOVAL SAENZ
CONSULTOR, SOCIO DE 27 PIVOT
OSANDOVALSAENZ@27PIVOT.COM
@OSANDOVALSAENZ

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