DE LEYENDA

El regreso

Raúl Jiménez dice que no recuerda nada del golpe; nosotros, sí

OPINIÓN

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Gustavo Meouchi / De Leyenda / Opinión El Heraldo de México Créditos: Especial

Yo al menos lo tenía en la mente la mañana del pasado 26 de septiembre. Me había levantado muy temprano para ver el partido, en el que Southampton recibía al Wolverhampton. Pararse un domingo a las seis de la mañana no es mi idea de felicidad perfecta, pero jugaba Raúl y había que apoyarlo. Sobre todo, porque, aunque regresó casi desde inicio de la temporada, no se le había visto al 100, al menos hasta ese día.

El partido estuvo muy parejo, prácticamente trabado en la primera mitad. En la liga inglesa hay pocos partidos sin gol y parecía que este sería uno de ellos, pero en el minuto 61, Jiménez anotó al fin. La jugada inició en la portería de los Lobos, con un despeje del portero; Raúl estaba en la cancha rival con marca permanente de un defensa y cuando ambos ven el balón se lanzan por él. Hay un poco de jaloneó, me puse nervioso, no sólo porque aún no me acostumbró a ver gente tan cerca sin cubrebocas en la pandemia, sino porque dos hombres peleando por un balón aéreo cerca de la banda de una cancha de futbol era un escenario demasiado familiar para no sentirse inquieto.

Raúl regatea y corre más rápido que el rival. Controla el balón para acomodarse mejor. Otro defensa lo encara, y con un amague se lo quita de encima, mientras el primero reacciona y lo alcanza, con una segunda finta lo evade, y define frente al portero rival. He visto la repetición varias veces y me llama la atención que mientras él se enfrenta a los defensas, parte de los asistentes corean las fintas como en una plaza de toros y es que recordemos que los Lobos son visitantes en ese campo, así que es probable que sean minoría.

Tras la anotación se le ve correr a toda velocidad hacia la grada a ver al público, a festejar con él. La imagen que más veces he visto de ese día es justo la foto en la que él, con los puños apretados y la playera negra medio levantada, grita hacía la grada. Y es que en la carrera previa hay desahogo, hay algo más allá de la alegría o el orgullo. Yo veo a un hombre que ha atravesado una larga obscuridad y por fin ve la luz. A alguien que estaba desesperado y en ese punto alcanza su esperanza.

No es para menos, creo. Nosotros que tenemos trabajos normales nos hemos enfrentado al desempleo o a la incertidumbre y vemos a los jugadores de futbol como privilegiados, un chico que puede vivir de patear un balón todo el día es un sueño. Y entonces, por algo inesperado, el sueño parece acabar de pronto, pero no sólo eso. Aquel día que Raúl cayó en el campo pudo haber perdido la vida. Tras la operación pudo no haber vuelto a jugar nunca; pudo y aún ahora puede, tener secuelas.

Y entonces sé que eso es lo que esconde esa carrera final de Raúl de la zona de anotación a la grada. Raúl sale escopetado para dejar el fantasma atrás, ese que le decía que tal vez no podría volver a jugar y que si jugaba tal vez no estaría al nivel de antes, el que exige la Premier League y el que pide Europa. Aquel fantasma que semanas antes lo llenó tanto de frustración como para quitarse el protector de la cabeza y arrojarlo al suelo.

Los Wolves han confiado en él y no es en vano. La relación entre los dos es especial, porque Raúl había tenido un progreso lento en Europa. Su paso por el Atlético de Madrid y luego el Benfica había sido discreto y ese 1 de julio de 2018, cuando se oficializó su traspaso a Inglaterra, nadie sabía muy bien que esperar.

Por su parte, el Wolverhampton Wanderers Football Club tiene también historia. Se fundó en 1889 y fue un equipo importante la primera mitad del siglo XX, pero los problemas económicos y de gestión administrativa lo sacaron de la Primera División y luego de la segunda. Pudo ser el fin, pero inversores chinos han apostado por él y justo al final de la temporada 2017-2018 ascendió a primera división. Así, jugador y club iniciaron juntos una nueva etapa importante. Los Lobos quedaron séptimos en la tabla las dos primeras temporadas, nada mal para un recién ascendido. Después de la lesión de Raúl las cosas se complicaron también para ellos, cayeron en la tabla hasta la posición 17 y aunque remontaron a la 13, tienen aún mucho camino para recuperar terreno.

Han sufrido las cinco primeras jornadas de la liga. Antes de ese partido sólo habían ganado uno de los cinco disputados. La salida de su entrenador, Nuno Espírito Santo, al Tottenham, parece haberles sentado mal y el equipo aún no encuentra el funcionamiento pretendido por su nuevo estratega Bruno Lage.

Ésta es entonces una historia de segundas oportunidades, de caer y levantarse. De tener fe en que se puede recuperar el terreno perdido. Parece que las condiciones están dadas para que el club y el jugador continúen su camino juntos. Raúl asistió los dos goles en el partido del 2 de octubre pasado, que fue otra victoria para los Wolves y eso contribuye al espíritu de ambos.

Aunque hace un par de días se ha integrado a la Selección Nacional para el encuentro contra Canadá de esta noche, parece que en estos momentos el lugar de Raúl esta en Inglaterra, así que alegrémonos por él y sintámonos muy orgullosos de que esté poniendo el nombre de México en alto, en la cuna del futbol mundial.

POR GUSTAVO MEOUCHI
COLABORADOR
@GUS23258924

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