Santa Claus tendrá trabajo extra este año en Oaxaca y, como siempre, no quedará bien con todos. Alrededor de una docena de oaxaqueños, hombres y mujeres, sueñan con encontrar al pie de su árbol de Navidad la candidatura a gobernador. Ya he comentado en esta misma columna los nombres que suenan alrededor de la candidatura de Morena, que es la primera fuerza electoral del estado. La segunda es el PRI, donde también laten algunos corazones.
Movimiento Ciudadano anda en la pizca de figuras en Oaxaca. Piensa que puede dar una campanada —como en Jalisco o Nuevo León— o, al menos, crecer fuerte. El run run que suena con insistencia es que le tiraron un anzuelo a Eviel Pérez Magaña, quien actualmente dirige al PRI estatal.
Hace unos días recibió un mensaje del gobernador Alejandro Murat para que le entregara las riendas del partido. Pérez Magaña no dudó en viajar de inmediato a la Ciudad de México para solicitar línea de su líder nacional, Alejandro Moreno. La respuesta de Alito fue un balde de hielos, no le dejó dudas: es una decisión del gobernador.
Eso alimentó los rumores de su huida al partido Movimiento Ciudadano, donde algunos levantan las cejas ante la posibilidad de que un viejo político, que sólo ha militado en el PRI, pueda ser su candidato a gobernador. Eviel Pérez Magaña sabe que no tiene oportunidad de ganar. Ya perdió una vez ante Gabino Cué Monteagudo, en 2010. Sin embargo, su premio de consolación sería ser candidato a senador en 2024. Quienes conocen la política oaxaqueña aseguran que su intención es colarse a la 4T, pero no será tan fácil.
Primero, porque Morena no lo necesita. Segundo, porque sus derrotas electorales en el PRI no lo avalan. Y tercero, porque su pasado en el gobierno de Enrique Peña Nieto lo condena. Eviel Pérez Magaña fue nombrado subsecretario primero, y secretario de Desarrollo Social al final del sexenio anterior, cuando Sedesol era el eje de La Estafa Maestra. Por si fuera poco, en Oaxaca conocen bien su trayectoria personal y política.
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BON APPÉTIT
Para el presidente Andrés Manuel López Obrador no se puede atribuir, sin pruebas, el atentado contra la Discoteca Baby’O de Acapulco al crimen organizado. La paradoja es que, al mismo tiempo, sí se puede perseguir, también sin pruebas, a 31 científicos e investigadores por crimen organizado.
El párroco Gregorio López Gerónimo, El Padre Goyo, reveló un dato demoledor al que ninguna autoridad estatal o federal ha respondido. Asegura que 22 mil personas han sido desplazadas por los cárteles del narcotráfico y la violencia en la Tierra Caliente de Michoacán. Asegura que lleva un registro por municipio, pueblo, ranchería y familias que dejaron atrás su vida entera para salvar sus vidas en los últimos tres años. A ver si alguien asume la parte de responsabilidad que le toca, porque urge.
POR ALEJANDRO CACHO
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