TRES EN RAYA

Comienzan los portazos a López Obrador

Los inconformes entraron y se acercaron al mandatario, quien después justificó el enojo de ellos diciendo que se trataba de emoción desbordada por verlo

OPINIÓN

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Verónica Malo Guzmán / Tres en Raya / Opinión El Heraldo de México Créditos: Especial

Se lo tiene merecido. El enojo de los pobladores de Huauchinango, Puebla, desbordó a los militares, al personal de la ayudantía de Presidencia y tomó por sorpresa a López Obrador. Este pidió a los inconformes que guardaran silencio: "¿Me van a escuchar, me van a respetar? Guarden silencio”. Quedó clara la diferencia entre cuestionar a la autoridad mientras se es oposición a una vez estando en el poder.

Los inconformes entraron y se acercaron al mandatario, quien después justificó el enojo de ellos diciendo que se trataba de emoción desbordada por verlo. 

No, no fue eso. Los pobladores demandan un censo de damnificados bien hecho y que les entreguen ya los apoyos prometidos a raíz de los desastres causados por el paso del huracán Grace. A más de un mes de la tragedia y apenas estaban en la reunión de la evaluación y plan de apoyo, cuando con el FONDEN los recursos se tenían disponibles casi de inmediato. Para quien se ha quedado sin techo y sin hogar, no son válidos los tiempos burocráticos que les están ofreciendo.

Cierto es también que López Obrador no ha perdido esa capacidad de conectar con la gente y al escucharle se calmaron. Mas en esta ocasión el ‘pueblo bueno’ de Huauchinango no lo quiso cuidar. Así, una vez terminada la reunión, el mandatario abandonó el recinto escoltado por el ejército. Posteriormente, los damnificados continuaron vociferando contra el secretario de la Defensa, general Crescencio Sandoval, y la secretaria de Seguridad Pública, Rosa Icela Rodríguez. Y es que tienen razón los pobladores: en más de 12 municipios de la Sierra Madre Oriental se ha denunciado la falta de apoyos.

Viene siendo momento de que el presidente se pregunte por qué el respeto ya no es como antes. Tal vez si en lugar de escuchar sus “otros datos” callara un poco, podría darse cuenta de que hay un enfado soterrado en todo México.

Poco servirá la reunión multitudinaria en el Zócalo de la Ciudad de México a la que ya planea convocar el mandatario para este 20 de noviembre como buen narciso que es. Se entiende, requiere el aplauso de la gente, así se trate de acarreados. Pero el carácter impermeable de su popularidad se está perdiendo. Esa popularidad que tanto ha cuidado se acabará y acelerará la caída de la 4T. Situaciones como la vivida este pasado fin de semana afectan tanto su imagen como al gobierno.

Estamos atestiguando a un pueblo que se comienza a cansar de una ineficiente gestión de gobernar; de un régimen que se pinta de puritano y resulta igual a los anteriores. Que comienza a impacientarse al escuchar la eterna cantinela de culpar a los otros.

Aunque López Obrador quiera un evento multitudinario para beneficiar su ego, la gente poco a poco cobra conciencia de los miembros de la 4T que evaden impuestos, de los damnificados que no reciben apoyo, de los 26 muertos de la Línea 12 del Metro que se intenta sean olvidados.

Lo que sucedió en Huachinango fue, además de un portazo, un aviso claro de que la población comienza a perder la esperanza. Y una vez que comienzan los portazos, estos difícilmente se detienen.

POR VERÓNICA MALO
VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM
@MALOGUZMANVERO

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