El presidente Xi Jinping se prepara para convertir a China en una potencia mundial en 2050 y para lograrlo, lanzó la Nueva Ruta de la Seda en 2013, la principal estrategia económica y de cooperación internacional del Gobierno chino. Desde entonces, China ha otorgado cientos de millones de dólares en préstamos o subvenciones para la construcción de megaproyectos de infraestructura en 138 países en América Latina, Europa, Asia y África.
China no solo ha generado socios estratégicos para contrarrestar el poderío de Estados Unidos, si no que también exporta de manera simultanea su cultura e ideología, expandiendo cada vez más su poder blando alrededor del mundo. De igual forma, su “diplomacia de la deuda,” le permite apoderarse de los Estados en los que invierte, ya que muchos enfrentan dificultades en pagar la deuda que deben.
Entre 2015 y 2017, la Nueva Ruta de la Seda sumó a dos sectores clave: la Nueva Ruta de la Salud y la Nueva Ruta de la Seda Digital (DSR). Al inicio de la pandemia, cuando naciones occidentales cerraron sus fronteras, el Gobierno de Xi aprovecho el momento para iniciar su “diplomacia de vacunas,” enviando millones de dosis de vacunas chinas a distintos países cuando más lo necesitaban.
Mediante la DSR, busca ayudar a países de renta media o en vías de desarrollo a cerrar la brecha digital. Se trata de la promoción y difusión de las nuevas tecnologías chinas en el mundo. La inversión de China en los sectores de las telecomunicaciones y la alta tecnología incluye la participación de las empresas privadas chinas, los gigantes tecnológicos como Alibaba, Huawei y ZTE, entre otros.
América Latina es una de las regiones en las que más a crecido la presencia de China en los últimos años. De acuerdo con el Monitor de la Infraestructura China en América Latina y el Caribe 2021 elaborado por la Red ALC-China, en 2020 China realizo´ 24 proyectos de infraestructura y el monto generado fue de 17 mil 846 millones de dólares con 210 mil 180 empleos, lo cual constituye una tasa de crecimiento de 39.4 por ciento y 96.4 por ciento con respecto a 2019. Para el periodo 2015-2020, los proyectos de infraestructura más que duplicaron su número, monto y empleos creados con respecto a 2010-2014. Colombia, Chile y México realizaron por primera vez proyectos de infraestructura con empresas chinas en 2015-2020.
Desde la llegada de Andrés Manuel López Obrador al poder, ha habido un acercamiento importante con China y se ve reflejado en los números. En los últimos dos años, firmas de origen chino invirtieron en México 5 mil 831 millones de dólares y la participación de China Communications Construction Company en el proyecto del Tren Maya -con un monto de 772 millones de dólares y 80 mil empleos- es emblemático para toda la región.
La entrada en vigor del TMEC y los recientes conflictos comerciales entre China y Estados Unidos, al igual que bajo costo laboral en México, han contribuido al incremento de estas inversiones. Sin embargo, Xi y AMLO tienen una afinidad ideológica y comparten el objetivo de debilitar la hegemonía de Estados Unidos en América Latina. El mensaje del mandatario chino en la reunión de la CELAC demostró la alianza que han forjado.
La relación entre México y China se fortaleció durante la pandemia. En su comparecencia ante el Senado, el canciller Marcelo Ebrard dejó claro que la relación con China es muy buena, resaltando el puente aéreo México-China en 2020 y que Xi envió 250 vuelos a México con ventiladores y equipo médico. Hasta el 2 de octubre de 2021, México ha recibido más de 8 millones de dosis de la vacuna china Cansino y 20 millones de Sinovac, comparado a los cuatro millones de dosis que le ha enviado Estados Unidos a México. Es decir, la estrategia de China esta funcionado.
Xi es el rival primordial de la administración de Joe Biden, y aunque México no necesariamente asume los enemigos de su vecino del norte, debe tener cuidado de no amargar la relación con su primer socio comercial, Estados Unidos.
POR LILA ABED
POLITÓLOGA E INTERNACIONALISTA
@LILAABED
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