COLUMNA INVITADA

¡Ratero!

Peña pudo haber utilizado dinero de procedencia desconocida en su campaña electoral de 2012

OPINIÓN

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Onel Ortiz Fragoso / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La historia la saben: Tres años después y de manera circunstancial, el expresidente Enrique Peña Nieto volvió a ser noticia, cuando dos mujeres mexicanas, madre e hija, hacían guardia a las afueras de un hotel de lujo Italiano en espera de la actriz  Angelina Jolie; la hija captó en video al expresidente y a su pareja sentimental abordando un taxi, la madre le gritó ¡Ratero! La hija subió a las redes el video que corrió como pólvora.

Esta grabación y lo que provocó indican dos cosas: La primera, la pésima percepción que tiene Peña Nieto en la sociedad, incluso en sectores  que pueden viajar por Europa en tiempos de crisis. La segunda, la estigmatización social como condena. Juicio sumario del público, ante la imposibilidad, falta de capacidad o de voluntad, de las autoridades para armar un caso en su contra. Al expresidente se le acusa de todo pero, con excepción de dichos de Lozoya, no se le denuncia de nada ante la autoridad. 

Por investigaciones, datos y filtraciones, varios columnistas creemos, y hasta donde el periodismo lo permite, hemos demostrado que Peña Nieto pudo haber utilizado dinero de procedencia desconocida en su campaña de 2012, haber recibido sobornos y permitido una inmensa corrupción en su gobierno. Tanto existe esta percepción que fue uno de los factores del triunfo de AMLO en 2018. Se hizo la consulta para enjuiciar a expresidentes, pero quedó muy distante del porcentaje de participación para ser vinculatoria, y el caso Lozoya está hundido en un pantano profundo y pestilente. ¿Cuándo las declaraciones de un traidor han sido la llave de las puertas de la justicia?  

¿Como ciudadanos debemos resignarnos a que la condena a Peña Nieto sea gritarle “¡Ratero!” cuando lo encuentren en algún lugar del mundo para, al menos, incomodarlo? 

Dicen las crónicas que el general Lázaro Cárdenas, Miguel Alemán y Adolfo López Mateos, al término de sus mandatos, continuaron teniendo la simpatía de sectores importantes. Cárdenas siguió activo; Alemán y López Mateos continuaron moviéndose en círculos glamorosos. El último expresidente que pudo salir a la calle como una persona normal fue Adolfo Ruiz Cortines.

Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría Álvarez y José López Portillo se enclaustraron. Miguel de la Madrid fue al Fondo de Cultura Económica y terminó sus días de forma discreta. Carlos Salinas de Gortari se autoexilió y opera desde las sombras. Ernesto Zedillo se fue a trabajar al extranjero. Vicente Fox regresó a su rancho y es influencer. Felipe Calderón sigue en la política.

Peña Nieto vive un autoexilio frívolo, con una mujer trofeo recorriendo los sitios más lujosos. ¿Cuál es el castigo para un expresidente? Ya no tener el poder. La política es de bronce.  

POR ONEL ORTIZ FRAGOSO

ANALISTA POLÍTICO Y ASESOR PARLAMENTARIO

@ONELORTIZ

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