COLUMNA INVITADA

La solución hidroeléctrica

Una vez más el gobierno federal y sus defensores tergiversan argumentos y usan verdades a medias para justificar una reforma indefendible

OPINIÓN

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Jorge Andrés Castañeda / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

En la discusión sobre la contrarreforma eléctrica, uno de los principales argumentos utilizados por el director de la CFE es que, por los mecanismos de mercado implementados en la reforma de 2013, la energía hidroeléctrica que generan las presas está subutilizada en beneficio de las empresas privadas. 

Afirma que simplemente subiendo esta utilización e incrementando la generación de estas plantas, dándoles preferencia en el despacho, se pueden cumplir los compromisos internacionales de reducción de emisiones. Una vez más, el gobierno y sus defensores tergiversan argumentos y usan verdades a medias para justificar una reforma indefendible.

Sí, es cierto que la energía que generan las hidroeléctricas es a un costo marginal de prácticamente cero y sí, es energía limpia. Y, en los datos de generación disponibles en el Observatorio de la Transición Energética, se puede advertir cómo este tipo de energía ha venido aumentando, llegando a un máximo histórico en septiembre de 2021 de 1,165,277 MWh.

Pero el asunto es bastante más complejo de como se está exponiendo.

Para el despacho de la energía hidroeléctrica se tienen que tomar en cuenta el costo de oportunidad de generación para el sistema en general, ya que el agua es una fuente limpia, pero finita y escasa. 

Por las dinámicas de consumo y de caída de lluvia en México, la reserva hidroeléctrica es fundamental para dar confiabilidad al sistema en los momentos de mayor demanda, en particular durante la temporada de verano en el norte del país. Si se usa de forma indiscriminada se corre el riesgo de no tener la capacidad de generar en estos momentos críticos.

Por otro lado, el agua, como es obvio, es un recurso necesario para muchas más cosas que la electricidad. 

En la gestión de las presas, y por ende de la generación de electricidad de estas, se tienen que tomar en cuenta las necesidades, fundamentales para todos, del agua.  

Generar electricidad tiene, en este caso, otro costo de oportunidad en el sentido del uso del agua. Decidir que generará más con las presas implica que el agua que se tiene almacenada en las cuencas se “pierde”. 

Por eso, para la liberación de agua, Conagua tiene que considerar todos los usos, como el agrícola, industrial, comercial, urbano y humano; y sobre todo, la temporalidad de estos. Por ejemplo, si se genera de forma indiscriminada en noviembre y diciembre, se corre el riesgo de que en abril las presas no tengan suficiente agua para todos los otros usos.

El manejo de esta energía sí es estratégico, pero por razones mucho más complejas de las que dice el gobierno, no es tan sencillo como decir que lo que tenemos que hacer es aumentar la generación hidroeléctrica, así nada más. 

Sí, está muy bien que se planeen inversiones en la modernización de las turbinas de las presas existentes, harán esta generación más eficiente, pero todo lo anterior se debe tomar en cuenta antes de aumentar su despacho porque sí. 

Una vez más, los argumentos simplistas del gobierno buscan hacer de una discusión compleja una lucha de eslóganes.

POR JORGE ANDRÉS CASTAÑEDA
COLABORADOR
@JORGEACAST

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