Causa mucha gracia ver la cara seria, fría, solemne y hasta molesta cuando están hablando de futbol. Pareciera que están platicando de alta política, de la pérdida de un célebre personaje, o de una estrepitosa caída de la bolsa, cuando están únicamente platicando de un juego.
No sólo es su semblante lúgubre, mucho más cómico resulta cuando se gritan y ofenden. Se enojan profundamente, en el nombre del futbol.
Sí, el futbol es sólo un juego, quizás el más entretenido de todos, pero no es nada más que eso. Como toda actividad popular humana, en su entorno se generan todo tipo de historias, pero no podemos pensar que es algo más de lo que es.
¿El futbol tiene seriedad?, por supuesto, ya que cuenta con reglas muy claras y bien establecidas, y su buena ejecución significa el éxito laboral de quienes lo practican, dirigen y manejan profesionalmente. Para los futbolistas, entrenadores y directivos es un asunto muy serio; para todos los demás, no.
Claro que apasiona y emociona profundamente, su naturaleza nos motiva a seguirlo con una gran atención, a apoyar y a disfrutar porque, como en todo buen juego, no sabemos lo que va a suceder, cómo va a terminar.
Al ser un deporte tiene en su esencia la competencia, y hay que reconocer y admirar a los atletas que lo practican bien. Llegar a destacar profesionalmente en un juego que tantos y tantos practican, no cualquiera. El ver que el futbol sea divertido, no tiene que quitar admiración por los futbolistas.
Todo lo que tiene que ver con el futbol empieza con la niñez. Hasta el simple hecho de tenerlo en mente. Los aficionados niños son muchísimos, y qué desafortunado encaminarlos a que en el futbol encuentren motivos para pelear, para ofender, para manifestar todo tipo de odios.
Los comunicadores del futbol parecen estar empeñados en relacionarlo con todo tipo de ofensas y de palabras agresivas que, a final de cuentas, son violencia. De manera hipócrita condenan los golpes en las tribunas, mientras en sus programas pelean como si este deporte se tratara de hacer pedazos al rival.
Más allá de ver al futbol como un pretexto del odio, hay que verlo como todo lo contrario. Mientras los comunicadores se pelean, gritan y ofenden al referirse a este deporte, niños se divierten con él. Es muy desafortunado que exista ese empeño por hacer que este juego sea motivo de amargura.
El futbol es para divertirse, que así sea por siempre.
POR PONCHO VERA
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@PONCHO-VERA
MAAZ