TIEMPO DE INFRAESTRUCTURA

Vivienda verde, agenda pendiente

Los desarrolladores deben contar con incentivos y regulación que permita tener seguridad jurídica de las adecuaciones a sus procesos constructivos y de la operación de la edificación que ofertan

OPINIÓN

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Ernesto Beltrán Nishizaki / Tiempo de infraestructura/ Opinión El Heraldo de México

Con motivo de la Cumbre Climática a celebrarse en Glasgow, Reino Unido, los líderes mundiales discutirán, del 31 de octubre al 12 de noviembre de 2021, los resultados de las metas impuestas por cada uno de los Estados, los hallazgos hechos por los expertos, así como las nuevas medidas y metas que propondrán cada uno de los países para combatir este fenómeno que generamos a lo largo de años.

Según datos del Inegi, en 2019 el sector de vivienda representó 6 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) y generó dos millones 451 mil 109 de puestos de trabajo a nivel nacional. La relevancia del sector en el crecimiento económico del país debe ser proporcional a la responsabilidad en ser una industria sustentable.

De acuerdo con información publicada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), se estima que el sector de la vivienda (construcción y operación) representa el consumo de 36 por ciento de la energía global y 39 por ciento del total de las emisiones de CO2, siendo uno de los sectores estratégicos que más contamina.

En ese contexto, el Estado debe tomar las medidas para impulsar un sector más comprometido con el medio ambiente y el cambio climático. Los desarrolladores deben contar con incentivos y regulación clara que permita tener seguridad jurídica sobre las adecuaciones a sus procesos constructivos y de la operación de la vivienda que ofertan.

De igual forma, el gobierno debe contar con los instrumentos jurídicos y recursos para velar por el cumplimiento de la norma.

Actualmente, hay esfuerzos aislados —no por ello menos importantes— de las autoridades federales, locales y municipales para contar con una vivienda más sustentable y amigable con el ambiente; sin embargo, la falta de comunicación, difusión y cumplimiento de los participantes tiene como consecuencia que los esfuerzos sean poco eficaces y eficientes.

Un ejemplo es el documento Lineamientos y Recomendaciones sobre la Gestión de Servicios en Conjunto de Vivienda Social Sostenible Alienados a la Agenda 2030 publicado por el Consejo Nacional de Vivienda (Conavi), con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Habitat). Su objeto es establecer criterios claros que permitan a las autoridades encargadas en regular la vivienda, considerar en sus ordenamientos jurídicos y planes de desarrollo, así como ejemplos exitosos en otras partes del mundo.

Desafortunadamente, pocas ciudades en México cumplen con las recomendaciones establecidas en este documento. Las razones son diversas, pero principalmente podrían considerarse las siguientes:

1) La falta de incentivos para los desarrolladores y compradores que realicen o adquieran en proyectos con estas características; 2) la desactualización de los Reglamentos de Construcción y Planes de Desarrollo Urbano; 3) la incapacidad de las autoridades competentes para verificar el cumplimiento de normas relativas a la sustentabilidad; 4) la falta de sanciones administrativas por su incumplimiento; y 5) la falta de mantenimiento una vez la vivienda es utilizada.

La sustentabilidad en la vivienda, desde una perspectiva de lucha contra el cambio climático, debe analizarse desde dos ópticas: Por un lado, desde el constructor y, por el otro, del proceso constructivo y operacional.

El primero debe realizar actos tendientes a reducción de emisiones y electricidad en sus procesos operativos mediante la incorporación de tecnologías y certificaciones emitidas por terceros, que se cercioren y acrediten que sus procedimientos y equipos tiene como objetivo reducir el impacto al medio ambiente. En cuanto al proceso constructivo y operación es mucho más amplio e incluso podría afirmarse que generan un mayor impacto negativo en el medio ambiente.

Un ejemplo de este último es el uso indiscriminado de cemento en construcción o decoración, siendo que, a pesar de sus inigualables atributos, es una de las industrias más contaminantes y responsable de 8 por ciento de emisiones globales. Para tener una idea de lo que representa, sólo Estados Unidos y China contaminan más que esta industria.

En conclusión, una vivienda con mayores estándares de sustentabilidad permitiría reducir las emisiones de carbono, por ende, honrar los compromisos internacionales en materia de cambio climático y mejoraría sustancial e inmediatamente la calidad de vida y economía de quienes las habitan.

POR ERNESTO BELTRÁN NISHIZAKI
ASOCIADO DE GALTEC ASESORES
@ERNESTO_BN

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