Aunque repiten constantemente que no tienen en su cabeza la elección presidencial que se realizará dentro de tres años, los dichos y acciones de varios de los aspirantes de Morena indican lo contrario. Esta semana las cosas quedaron más claras, con la confirmación de las intenciones de Marcelo Ebrard.
El canciller se ha alineado al discurso de Ricardo Monreal, puntualizando que irá dentro del proceso que el Movimiento de Regeneración Nacional disponga. La respuesta al cuestionamiento de Joaquín López-Dóriga es más precisa que la dada apenas tres meses antes, cuando sólo agradeció a Andrés Manuel López Obrador el haberlo incluido en la lista de sus “fichas”. En este tiempo, además de presumir cualquiera de las múltiples tareas dadas por el Presidente, Ebrard ha recibido apoyos discretos de empresarios y personajes de la política más influyentes que aquellos quienes le acompañaron en la comida del mes de julio en Toluca, donde destapó en privado sus aspiraciones. Pero ahora pesan sobre él las conclusiones sobre las causas que provocaron el colapso en la línea 12 del Metro, atribuidas a una mal diseño y pésima construcción. Las cosas podrían complicarse en unas dos semanas, cuando al judicializarse los casos se conozcan los nombres de los funcionarios imputados. Además, pese a ser el funcionario más eficaz, lleva muy mala relación con otros miembros del gobierno.
Mientras eso ocurría, la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum acudió ayer a Chilpancingo a la toma de posesión de Evelyn Salgado como gobernadora. Allí saludó a Ricardo Monreal. Fue el segundo encuentro cordial en menos de tres semanas y se da justo cuando ambos volvieron a tener diferencias en torno al método de elección que AMLO quiere para elegir al candidato morenista a la Presidencia. Mientras Sheinbaum respalda la encuesta, Monreal prefiere algo parecido a una elección primaria, a sabiendas que ya le jugaron chueco en 2018 cuando contendía por la Ciudad de México. La Jefa de Gobierno tiene un amplio respaldo del gabinete y de los funcionarios cercanos a López Obrador. Es común que se refieran a ella como “la consentida” no sólo del mandatario, sino de buena parte del círculo cercano. Goza de su confianza y cariño.
En tanto, Monreal va cuesta arriba. Además de no ser mencionado en la lista de aspirantes por parte de AMLO, hace meses que no se ve en fotografías con el mandatario, en los desayunos que ambos presumían. Si bien en privado tiene una buena relación con los miembros del gabinete, en público será difícil que por ahora alguien lo respalde. Excepto el más nuevo integrante del gabinete, Adán Augusto López, rápidamente sumando a la lista de presidenciables. Su cercanía de décadas con López Obrador podría ser el factor determinante en caso de una “emergencia” a la hora de decidir al sucesor o sucesora, porque el Presidente prefiere la confianza y obediencia por encima de cualquier característica. También sus pasos van en ese camino, porque todos piensan ya en 2024.
POR CARLOS ZUÑIGA PÉREZ
@CARLOSZUP
MAAZ