COLUMNA INVITADA

LéaLA, un verdadero festival de las letras

Esta es una buena lección que abona en mi idea de que las actividades culturales de este nivel ya deberían ser siempre híbridas, de manera que gente de otras latitudes goce a la par y el esfuerzo ingente se multiplique

OPINIÓN

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Pedro Ángel Palou / Colaborador / Opinión El Heraldo de México Créditos: Foto: Especial

El fin de semana pasado y durante tres días la Universidad de Guadalajara volvió a la carga reestableciendo su festival literario en la ciudad de Los Ángeles. Esta vez en la Plaza de la Cultura y las Artes, frente a la histórica Plaza Olvera. Esta sede permitió que los eventos fueran al aire libre, buscando atraer a un público todavía reacio a asistir a eventos culturales en medio de una pandemia que no termina de ceder. Si bien los públicos no fueron los de otras ocasiones, Marisol Schultzy su equipo sacaron la casta, como si dice en el argot futbolero y arriesgaron con bastante éxito.

              El viernes por la mañana hubo una serie de talleres de lectura para niños, futuros lectores. Por la tarde Guillermo Arriaga dialogó con Julián Herbert para inaugurar el evento. Curiosamente Arriaga no pudo asistir porque venía regresando de Europa y la exigencia de cuarentena antes de entrar a Estados Unidos lo dejó en casa. Esta es una buena lección que abona en mi idea de que las actividades culturales de este nivel ya deberían ser siempre híbridas, de manera que gente de otras latitudes goce a la par y el esfuerzo ingente se multiplique.

              El sábado comenzaron las mesas de diálogo literario y fue un día con mediana asistencia de público. A mí me toco conversar -qué privilegio- con Cristina Rivera Garza, Michael Schussler, Yareli Arizmendi. El tema, vivir sin desarraigo, digamos, pertenecer (o como afirmó Arizmendi perte-nacer), un hermoso conversatorio sobre lo que nos ocurre a tantos que vivimos del otro lado del Río Bravo.

              El domingo el evento comenzó con un performance de Saúl Hernández. Una pieza excepcional sobre la frontera, el tratado de Guadalupe, la cesura y la tragedia migratoria. Ese día también acompañé a Michael y a Sara Poot y a Emiliano Monge ahora hablando de “Léase en caso de emergencia, la lectura en pandemia”. Además, estuvieron Alberto Chimal y Raquel Castro, Ilana Luna, Eduardo Hurtado, Jacobo Sefamí. De verdad era un festín. Tal vez el público del domingo no fue el que todos esperábamos, pero hay que aplaudir el esfuerzo. Solo estando, reiteradamente, se puede lograr que LéaLA vuelva a ser lo que fue en sus dos primeras ediciones, que pude gozar.

              El tema central es leer en español, defender su pertinencia en un contexto de marginalidad, donde el inglés es el lenguaje de poder y el lenguaje de las editoriales y las librerías. El hecho de que la librería Carlos Fuentes de la Universidad de Guadalajara llevara los libros de todos y muchos más fue una bocanada de aire fresco y mucha gente se llevaba más de diez libros, entre ellos muchos infantiles. La fundación Cuatro Gatos con sede en Miami tiene mucho que ver con esto y ver a sus promotores diciendo con claridad meridiana que la literatura sana y poniendo ejemplos señeros de lo ocurrido con la promoción lectora en medio de la cuarentena llena de esperanzas en el género humano. Vivan LéaLA y el español en Estados Unidos.

              consuelo sí sabiduría en las obras literarias. Las obvias, como La peste, de Camus, pero también a Daniel Defoe a Bocaccio, a García Márquez o Saramago. Podemos ir a los clásicos griegos lo mismo en teatro que en los tratados históricos. La humanidad ha vivido esto muchas veces, quizá en menor escala porque viajar era más lento y menos universal.

              No podremos volver a casa. No a la casa grande de la que salimos para refugiarnos en las pequeñas casas y nuestros departamentos. El planeta no será el mismo. Hemos presenciado de forma global lo que los activistas contra el cambio climático ya nos habían alertado, la catástrofe de gran escala. Desde 1918 no habíamos sentido una enfermedad global con toda la fuerza que ahora vivimos. No podemos siguiera calcular ahora las dimensiones del desastre, el recuento de los daños, pero sí que esto nos marcará para siempre. Regresaremos, pero a reconstruir esa casa que es lo público, esa casa que idiotamente desmantelamos. Regresaremos a hacer comunidad después de todo este tiempo solos. Comunidad y no paranoia, lectura y salvación, los niños abriendo libros y no tabletas. Por mientras lo que ha pasado el 8, 9 y 10 en Los Ángeles nos da mucha esperanza. Hay que apoyarlo con todo.

POR PEDRO ÁNGEL PALOU
COLABORADOR
@PEDROPALOU

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