COLUMNA INVITADA

El sector salud mexicano: más cerca de Irak que de Dinamarca

López Obrador prometió que, para este 2021, México contaría con un sistema de salud semejante al de países como Dinamarca, Canadá o Reino Unido

OPINIÓN

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Fausto Barajas/ Colaborador/ Opinión El Heraldo de México

López Obrador prometió que, para este 2021, México contaría con un sistema de salud semejante al de países como Dinamarca, Canadá o Reino Unido.

Pero esa promesa se ha transformado en una realidad de deterioro constante. En 2018, México ocupaba el lugar número 20 del Índice de Eficiencia en los Sistemas de Salud que publica Bloomberg. Para 2020, el país cayó 30 lugares y hoy se ubica en el lugar número 50.

Con las acciones de AMLO –más un conjunto de ocurrencias basadas en prejuicios y rencores que una verdadera política de salud– México se encuentra cada vez más cerca de Irak y más lejos de Dinamarca.

Buena parte del deterioro del sistema de salud mexicano está relacionado con la desaparición del Seguro Popular, que dejó a más de 50 millones de mexicanos sin medicamentos y sin acceso a un catálogo amplio de intervenciones médicas pagadas, incluida las de varios tipos de cáncer. A esto se suma la desaparición y apropiación por parte del gobierno de 33 mil millones de pesos del fondo de gastos catastróficos, que era útil para atender enfermedades que requerían servicios de alta especialidad.

La mala respuesta del gobierno ante la pandemia abultó el número de fallecidos por el virus. El exceso de mortalidad reconocido por la Secretaría de Salud se acerca a las 600 mil defunciones. Aún así, López Obrador insiste en aplaudir y reconocer el “gran trabajo” del inefable Hugo López-Gatell.

El abandono a la salud ha sido generalizado, afectando a la infraestructura, recursos humanos y el abasto de medicinas. El gobierno dejó de construir hospitales y clínicas y solo trabaja a 4% de su capacidad demostrada. En 2020 solo construyó 48 clínicas y hospitales, mientras que en 2010 alcanzaba cifras de más de 1,100 unidades construidas o modernizadas.

Los sueldos y condiciones de trabajo del personal médico y de enfermería cada vez están más castigadas. El desbasto de medicinas es generalizado. El IMSS ha reportado que no logra abastecer en su totalidad a 16 millones de recetas. En la prensa nacional se ha dado a conocer que, de los más de 1,500 millones de piezas de medicina que debería adquirir el gobierno, solo 7% han sido adquiridas y repartidas.

Pero lo más doloroso es que los niños con cáncer siguen en el abandono, no cuentan con medicamentos a tiempo y esto acelera las muertes de infantes que en 2020 superaron los 2,000 casos. Esto pese a las reiteradas promesas del presidente de que “ahora sí” ya vienen las medicinas oncológicas.

El abandono al sector salud se nota con el incremento de 50% de las muertes por diabetes, al pasar de 100 mil casos en 2018 a 150 mil casos en 2020. 50 mil muertos más a la cuenta del INSABI, que bien podría ser considerado una fábrica de difuntos.

El gobierno dejó de hacer más de millón de mastografías, al tiempo que la mortalidad por cáncer de mama se incrementó 15 por ciento, al pasar de 7 mil casos en 2018 a 8 mil casos en 2020.

En este contexto, no sorprende el cinismo del presidente y sus secuaces de la Secretaría de Salud, quienes ahora anuncian con bombo y platillo que se mudan a Acapulco, como si eso fuera a mejorar en algo el desempeño de esta dependencia. Lo que sorprende es la capacidad de aguante de los pacientes de los sistemas públicos de salud, así como del gremio médico, de enfermería y de servicios de los hospitales del gobierno.

¿Será eterna esta paciencia, o será la parte más delgada del hilo por el que se rompa el inexplicable apoyo mayoritario a este desastroso gobierno?

POR FAUSTO BARAJAS CUMMINGS 
ESPECIALISTA EN INFRAESTRUCTURA 
@FAUSTOBARAJAS

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