GOL GANA

El grito “homofóbico”

Para entender al aficionado en México hay que serlo y está claro que el sentido de este clamor cambió

OPINIÓN

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Poncho Vera/ Gol Gana/ Opinión El Heraldo de México Créditos: Foto: Especial

La gente lo gritaba por echar relajo, no por otra cosa. Quien le quería poner una lectura profunda, perdió su tiempo; a lo más, logró encantar una que otra serpiente.

Ya cambió, ahora el grito se utiliza para manifestar su enojo ante el desempeño de su equipo, comúnmente la Selección Nacional. Es una manera de hacer notar su enojo, su malestar. Un grito de venganza ante el pobre desempeño futbolístico.

El grito “homofóbico” puede dañar a la Selección Mexicana, le puede generar vetos, pérdida de puntos, multas, etc. Esto le da poder al aficionado, lo hace importante. Probablemente, quizás por primera vez, hace que pese su opinión.

Muchos aficionados ya están hartos de que se les vea como simples generadores de ingresos para la Selección. Se cansaron de ver la manera en la que viven los futbolistas, llena de lujo y despilfarro; les ofende su actitud sobrada, soberbia, y presuntuosa, mientras ellos no son nada. Su esfuerzo por pagar un boleto, llegar al estadio, desvelarse, empaparse, es visto únicamente como una obligación para rendirle tributo a esas deidades que supuestamente representan al futbol mexicano.

Ahora resulta que esos futbolistas, esas poderosas superestrellas, le dicen a los aficionados cómo deben de apoyar, qué pueden y qué no pueden decir. Desde el Olimpo de la fama toman una actitud de líderes morales paternalistas que dan lecciones de buen comportamiento.

Se les ve habitualmente a esos futbolistas, por ejemplo, retarse a golpes, tirar empujones y puñetazos en pleno partido, pero, en temas del grito “homofóbico” se autoproclaman autoridades espirituales.

Y ni qué decir de los ataques de moralidad que les ha dado a muchos, demasiados comunicadores. Descalifican sin reparo a los aficionados que osan gritar en el estadio, cuando ellos, al apagarse los micrófonos, dicen cosas mucho peores.

Para entender al aficionado en México hay que serlo. Conocer lo que representa ir a un estadio, sentir de lo que te privas al comprar un boleto. Asolearse hasta el extremo, o empaparse con un terrible aguacero. Que te bañen de algo parecido a la cerveza y ensuciarse unpoco.

Desde el palco, con la acreditación, o ganando millones, es más fácil criticar al aficionado.

POR PONCHO VERA
ALFONSO_VERA@HOTMAIL.COM
@PONCHO-VERA

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