DES... PROPÓSITOS

Xi Jinping: Astucias ante posible rebelión

El partido gobernante busca reducir la marginación y así desactivar una bomba de tiempo

OPINIÓN

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Agustín García Villa / Des... Propósitos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Curiosamente, en los últimos meses, el presidente XI Jinping, de China, ha retomado las condicionantes económicas delineadas en los años 80, cuando el visionario Den Xiaopin decidió la apertura de la economía china, en el sentido de que una vez que ésta saliera adelante emulando los patrones de las economías de mercado, sus empresas estarían obligadas a retribuir parte de sus ganancias a la población en general, logrando con ello una sociedad más igualitaria.

Con estas trascendentes medidas Xi trata, asimismo, de reivindicar y actualizar los principios revolucionarios asumidos por el padre del socialismo chino, Mao Tse-Tung.  

Así, el gobierno ha exhortado a las grandes y exitosas empresas chinas, particularmente las vinculadas  a la alta tecnología, como Xiaomi, Lenovo, Alibaba, etc., a realinear su relación con el Estado, exigiendo su mayor solidaridad con las metas socio-económicas y de seguridad nacional del Partido Comunista.

Se busca que las grandes empresas que ya tuvieron por mucho tiempo amplias libertades para el desarrollo de sus negocios y que han sido en extremo exitosas, ganado fuertes cantidades de dinero, reviertan parte de sus utilidades hacia el partido/gobierno, para que éste, a su vez, las redistribuya a través de políticas públicas hacia aquellos segmentos de la población que aún viven en condiciones de pobreza y marginación.

Para algunos observadores, sin embargo, la verdadera razón de llevar a cabo dichas medidas, las cuales han tratado de disfrazar políticamente de diversas maneras, es que tanto los líderes del partido, como el mismo Xi, se han dado tardía cuenta de que su inaplicación  podría significar un lastre en el mejoramiento de las condiciones de vida de una gran parte de la población, lo que pudiera desembocar en un movimiento social de grandes dimensiones, como las protestas de hace más de treinta años escenificadas en la plaza de Tiananmen.

Ante dicho panorama, las autoridades encabezadas por Xi, se han apurado a ofrecer a la sociedad china, y, sobre todo, a la de menores ingresos que aún significa un gran porcentaje de la población total, apoyos educativos, de salud, de vivienda y otros servicios indispensables, como agua, transporte, espacios deportivos, etc., con lo que buscan a sacar de la pobreza y marginación a un cada vez mayor número de habitantes y de esta manera desactivar la bomba de tiempo en gestación.

La disminución de la tasa de crecimiento de la economía china con respecto a las alcanzadas en los primeros años del presente siglo han ocasionado que las nuevas generaciones de trabajadores, en particular, los millenials, muestren una gran frustración al advertir las crecientes dificultades para la obtención de trabajos bien remunerados que les permitan mejorar sus actuales condiciones de vida, el poder procrear más hijos, viajar, etc. lo cual ha generado un gran descontento que pudiera detonar una crisis política de incalculables repercusiones.

Estos sucesos de inconformidad e insatisfacción son los que han obligado al presidente Jinping a exigir a las grandes corporaciones su mayor cooperación y un mayor pago de impuestos que permita una redistribución del ingreso nacional, a través del cual sea posible que la “prosperidad común” , uno de los grandes ideales enarbolados por el “Gran Timonel”, llegue a todos los rincones de ese país.

La adopción de estas nuevas medidas, sin embargo, ha generado gran incertidumbre en la economía china reduciendo en billones de dólares el valor accionario de sus grandes compañías, al tiempo de haber causado gran temor entre los inversionistas extranjeros, muchos de los cuales evalúan la salida de sus capitales y empresas hacia otros destinos mundiales de la manufactura con las consecuentes repercusiones socio-económicas y políticas que ello podría provocar en el futuro crecimiento de la economía China.

POR AGUSTÍN GARCÍA VILLA
ANALISTA ECONÓMICO
ORBE@ELHERALDODEMEXICO.COM

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