MIRANDO AL OTRO LADO

¿Cardenismo o salinismo? ¿De verdad?

Debido a su arraigado pensamiento binario (todo es blanco o negro), el Presidente ha presentado la discusión sobre la reforma que propone para el sector energético

OPINIÓN

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Ricardo Pascoe Pierce / Mirando al otro lado / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Debido a su arraigado pensamiento binario (todo es blanco o negro), el Presidente ha presentado la discusión sobre la reforma que propone para el sector energético como una definición entre dos opciones históricas: el cardenismo o el salinismo. Piensa que con afirmar que su propuesta es “cardenista” obtendrá apoyos en el imaginario social contra la otra propuesta-la del neoliberal “Salinas”-y, así, saldrá triunfante. Por tanto, para el Presidente el debate sobre la energía es emocional, no racional.

Sin embargo, la diferencia en las propuestas es profundamente racional, aunque tenga un sesgo emocional.

Existe, adicionalmente, un cálculo político de parte del Presidente. Piensa que el PRI, cuyos votos necesita para que se apruebe la iniciativa de reforma constitucional, se va a dividir entre nacionalistas y neoliberales. Su íntima intención es dividir al PRI para siempre.

Un primer apunte que se observa es que el PRI está en una posición interesante. Juega un papel de bisagra, que pudiera reportarle alguna ventaja como partido. Como pocas veces se ve a un PRI conformado por diversas capas de intereses: en primer lugar, líderes con compromisos añejos y algunas colas muy largas. En segundo lugar, pensadores y legisladores, hombres y mujeres, de mucha experiencia, conocimiento del mundo y mucha independencia de criterio. Y, por último, los seguidores comprometidos de los dos grupos anteriores, también legisladores. Todos ellos con la real posibilidad de hacer algo histórico: aprobar o rechazar la reforma. Las líneas del combate están dibujadas claramente.

Como producto de conversaciones informales, se puede deducir que una mayoría de legisladores del PRI consideran equivocada la propuesta de AMLO-Morena y que no votarán a favor, por más que les presionen líderes con compromisos añejos y colas muy largas. Incluso éstos no tienen mucho que temer: Morena no cuenta con los votos para desaforarlos. La discusión en el PRI no es una disputa entre cardenistas y salinistas, como lo formula mañosamente el Presidente.

Es una discusión entre el mundo real de la economía de México y su lugar en el mundo como actor responsable que cumple con sus compromisos de impulsar energías limpias, contra el mundo fantasioso de un Presidente que sueña con una realidad alterna donde, como adolescente, cree que México le puede decir sí al mundo y al día siguiente olvidar sus dichos. Hoy el país puede sobrevivir y avanzar gracias a la existencia del TLCAN-TMEC, donde PEMEX es apenas una apuesta complementaria.

Ninguno de los miembros del PRI le compra sus fantasías al Presidente. Lo que sí sucede es que unos son más susceptibles que otros a sus amenazas. Porque en el uso del chantaje, el Presidente no es nada binario: va directo sobre su víctima para lograr su objetivo. Lo que sucede es que ya no estamos en 2019, cuando sus amenazas le permitieron remover un ministro de la SCJN. Estamos a finales de 2021, entrando al 2022 y los chantajes presidenciales han perdido filo, eficiencia y eficacia. La sociedad le está perdiendo el miedo a AMLO.

Tanto mal le está yendo al Presidente con su visión binaria, que cada día eleva el tono de sus amenazas, actitud que encubre (aunque descubre) su frustración: no está alcanzando los votos que requiere para aprobar su iniciativa. Ahora ha dicho que la decisión sobre el sector energético es de patriotas contra traidores a la Patria. Y agrega una amenaza más: si no se aprueba su iniciativa, no dará concesiones para la exploración y explotación del litio. ¿Cuántos estarán temblando con semejante amenaza?

Primero cardenistas o salinistas. Ahora patriotas o traidores. Después el litio. La progresión de amenazas acompaña la frustración del Presidente.

Incluso, por razones que van más allá de su narrativa binaria sobre los energéticos, el Presidente quiere crear el discurso binario para Sheinbaum y la campaña de 2024 sobre un país dividido en dos bandos. Los buenos enfrentarán a los malos; los liberales contra conservadores, del siglo 19. En el siglo 20, los maderistas contra los porfiristas y los cardenistas contra los neoliberales. En el siglo 21, y de su propia y muy pobre cosecha presidencial, fifís contra chairos, patriotas contra traidores. ¿Irá Sheinbaum a la campaña de 2024 enarbolando una visión tan mediocre y vulnerable?

Como se puede constatar, vamos de mal en peor, conceptualmente, llegando a una mediocridad que ofende a tantos talentos en todos los bandos del país. Ello explica, en gran medida, lo fallido de la iniciativa energética del presidente. No enaltece a la nación; lo empequeñece. Tiende a convertir a México en paria internacional, en vez de ser una opinión respetada y tomada seriamente en consideración. Convierte a México en un problema, no en un país que ofrece soluciones.

Está por verse la salida final a la reforma energética que propone el Presidente. Pero casi cualquier salida en este momento será una derrota para México o para el Presidente, o para ambos. Será una derrota para México sí se aprueba porque meterá al país en la columna de las naciones no-confiables en el escenario mundial, con una fila interminable de litigios caros y complicados por la violación de contratos y acuerdos internacionales. Si se rechaza, ganará el país con una imagen de sensatez, pero será gobernado durante los próximos tres años por un Presidente con un sentimiento de odio y resentimiento que se la pasará buscando a quiénes cobrárselas.

Y perderá sentido su narrativa binaria sobre los supuestos buenos y malos. Claro, irá a la guerra electoral en 2024 esgrimiendo el mismo discurso binario, básicamente porque no se imagina un planteamiento distinto, ni es capaz de crear un nuevo escenario con parámetros distintos y más complejos, revestido de múltiples variables.

El desgaste presidencial ya se está resintiendo. Ha perdido filo, agudeza y, lo más importante, cada día menos personas se sienten atemorizadas por sus amenazas. Es un componente importante en este momento cuando se recrudece el ambiente de tensión por las presiones que ejerce el poder para lograr que se apruebe su iniciativa energética.

Es momento de fortalecer a las filas opositoras y no crear conflictos, contradicciones o escisiones donde éstas no existen. Es hora de incrementar la insistencia pública y privada, y en todas las redes, sobre lo inconveniente que será para México la aprobación de la reforma constitucional sobre energéticos. Y es hora de apoyar, y no amenazar, a las y los legisladores de oposición para que, con convicción y fuerza, rechacen la reforma constitucional. También es recomendable buscar a integrantes de las bancadas de Morena, PT y Verde que reconocen, en privado, que la iniciativa es regresiva para México. Algunos podrán votar en contra.

POR RICARDO PASCOE PIERCE
RICARDOPASCOE@HOTMAIL.COM
@RPASCOEP

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