FUERA DE TONO

Estefanía Veloz y los influencers orgánicos de la 4T

El caso revela un patrón claro entre ciertos jóvenes de la 4T ávidos de serlo todo en muy poco tiempo

OPINIÓN

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Hernán Gómez Bruera / Fuera de Tono / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Es obvio que el polémico artículo publicado en el portal Eme Equis,y que circuló profusamente en redes sociales este fin de semana, exhibe selectivamente los sueldos de ciertos conductores de Canal Once para desacreditar a los opinadores pro 4T(https://bit.ly/396mgC6). En algunos casos, como el de Estefanía Veloz, se citan incluso cantidades superiores a sus percepciones reales, según ella misma me lo aclaró.

En cualquier caso, un análisis honesto del asunto debiera contrastar las remuneraciones de los opinólogos cuatroteístas con lo que ganan los conductores de Primer Plano, Dinero y Poder, México Social y Calle Once como María Amparo Casar o Ezra Shabot. Con ello veríamos que, en realidad, las remuneraciones son más o menos similares para todos los conductores, incluidos quienes se ubican en las antípodas del obradorismo.

Hay, sin embargo, un dilema ético que no hemos discutido. Mientras conductores como John Ackerman o Lorenzo Mayer se dedican fundamentalmente al ámbito académico, Estefanía Veloz y Gibrán Ramírez son (o eran)también funcionarios públicos. En esa calidad, resulta inquietante que,en vez apegarse a los principios de austeridad y desempeñar sus funciones de tiempo completo--como exige el libreto obradorista-- asuman su paso por el servicio público como una labor de medio tiempo que creen posible y moralmente aceptable combinar con el periodismo de opinión e incluso con actividades partidistas.

No es un dato menor que cuatro integrantes del programa De BuenaFe que conducen Ramírez y Veloz en el Once,también cobraban en la muy opaca CISS. Hoy sabemos, además, que Estefanía Veloz, además de trabajar para Canal Once, entre enero y junio de 2020 estuvo adscrita a la Subsecretaría de Asuntos para América del Norte como directora de área. Por esa labor –que no parece haber hecho pública-- percibió otro salario de 73 mil pesos brutos mensuales.

De inmediato el asunto me llamó la atención, por lo que recurrí a una fuente autorizada en SRE para consultarle qué tipo de trabajo hacía Estefanía allí. No había pasado ni media hora cuando ella ya se había enterado. Lo supe porque recibí una comunicación de un integrante de la producción del programa, también ex trabajador de la CISS,quien escribió para amenazarme en estos términos: “Tampoco te pienses que tú puedes estar jode y jode sin que nadie haga nada”.

Lejos de disuadirme, la reacción tan amateur de mi interlocutor solo incrementó mi curiosidad en el caso. Algo extraño tenía que haber ahí. Comencé entonces a indagar entre fuentes autorizadas, todas las cuales me pidieron conservar el anonimato. Al final, también consulté a la propia Estefanía, con quien tuve una cordial conversación telefónica.

No está del todo claro qué hacía Estefanía en SRE. En la oficina donde trabajó uno de sus jefes dice que se dedicaba a temas migratorios, otro que llevaba las redes sociales del entonces subsecretario y otros que se ocupaba de la comunicación.

Estefanía asegura que estuvo ahí escasos dos meses, durante 2020, aunque tres fuentes aseveran algo diametralmente opuesto: que también trabajó allí el año anterior, sin contrato y sin una relación laboral formal por un problema con sus papeles. La aludida, sin embargo, negó haber trabajado durante ese año e indicó que su presencia recurrente en la Secretaría –que figura en los libros de visitas— era fundamentalmente para “ver amigos”.

Según tres testimonios de gente que trabajó cerca de ella, una alta funcionaria de la Subsecretaría para América del Norte obligó a dos trabajadoras –cuyos nombres no daré a conocer para evitar comprometerlas--a cederle parte de su sueldo a Veloz.

Más allá de estos hechos,que habría que investigar y aclarar, la duda me parece legítima: ¿Cómo es que un director de área en Cancillería puede trabajar y al hacer una carrera en el periodismo de opinión, teniendo dos participaciones semanales (pagadas) en Televisa y una (también pagada) en la televisión pública?Seguramente fue un problema porque, al final,le pidieron a Estefanía que se marchara porque sentían que estaba en “demasiadas cosas”.

Aún así, Veloz parece haber persistido porque, según otros testimonios, muy pronto se acercó a la Cámara de Diputados para hacerse de una asesoría en temas de género, cosa que Estefanía también niega.

En suma, el caso revela un patrón claro entre ciertos jóvenes de la 4T ávidos de serlo todo en muy poco tiempo. En nombre de un supuesto “pacto desde abajo”, buscan acumular cargos y salarios, ser intelectuales o influencers orgánicos, convertirse en figuras mediáticas, y hasta hacerse candidatas y candidatos desde el presupuesto público y la política tuitera, antes que a partir de su trabajo político en el territorio.

¿Se vale? ¿Es ético? ¿Le sirve eso a la 4T y al Presidente?
 

POR HERNÁN GÓMEZ BRUERA
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@HERNANGOMEZB