AGENDA LEVANTINA

A diez años de la "Primavera Árabe"

El pasado 14 de enero Túnez, país cuna de esa “Primavera”, volvió a ser escenario de movilizaciones en contra del sistema político y económico

OPINIÓN

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Marta Tawil / Agenda Levantina / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

El 17 de diciembre de 2020 marcó el décimo aniversario del inicio de los levantamientos árabes masivos. A partir de 2011, se extendieron por el norte de África y Oriente Medio, desde las costas de Túnez hasta Egipto, Libia, Siria, Yemen, Bahréin y la provincia oriental de la Península Arábiga.

El pasado 14 de enero Túnez, país cuna de esa “Primavera”, volvió a ser escenario de movilizaciones en contra del sistema político y económico. Aproximadamente 1 200 jóvenes, la mayoría entre 15 y 25 años de edad, han sido detenidos desde entonces.

En ese pequeño país de 11.5 millones de habitantes, también un 14 de enero, pero de 2011, el pueblo logró expulsar al dictador Zine el Abidin Ben Ali. Actualmente el desempleo afecta a cerca de 35% de los jóvenes. El dinar tunecino se ha depreciado en un 50%. La deuda exterior roza el 100%; la deuda pública alcanza 89% del PIB. Los créditos del Fondo Monetario Internacional exigen, como siempre, recortes en el gasto público. 

Persisten el discurso oficial de desprecio hacia estos jóvenes, la corrupción y la falta de políticas públicas coherentes. Las estructuras estatales, las formas en las que gobiernan, muchas de las leyes y sistemas de control, permanecen como fueron diseñados durante la época colonial: para asegurar el control, no el empoderamiento. Además, la región es el teatro de al menos dos competencias internacionales en curso, con un impacto mortal y desestabilizador:  1) la disputa regional entre Irán y Arabia Saudí; y 2) la rivalidad entre, por un lado, Egipto, Arabia Saudita y Emiratos, y por el otro Qatar y Turquía.  

Pero las revoluciones no se miden por estaciones. Incluso si la injusticia económica, la violencia y la opresión se vieron agravadas, o si las contrarrevoluciones y las guerras acompañaron a estos movimientos, no se puede juzgar a éstos como un éxito o fracaso. Muchos logros no han tenido ni tendrán marcha atrás.

En 2010-2011 se abrió el espacio para el desarrollo de nuevos frentes (legal, social, político, mediático) de cambio contra prácticas autoritarias en 2010-2011. Ese impulso ha proseguido, como se vio en las protestas masivas en Estados plagados de corrupción como Líbano, Irak, Argelia, lugares donde en 2019 se registró una “segunda ola” de levantamientos.

La thawra [revolución], como llamaron las sociedades a sus movilizaciones en 2011, desplazó las fronteras del juego político; revirtió la cadena de humillación en nombre de la dignidad. Las voces femeninas se liberaron. Las demandas de soberanía popular frente al autoritarismo afianzado perduran. Estas oleadas de resistencia persistente modifican nuestra comprensión de la “estabilidad”; también convocan a revalorar la necesidad de un derecho internacional más robusto.

POR MARTA TAWIL
*INVESTIGADORA DE EL COLMEX  
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