POLONIA

Polonia: El Autoritarismo de Kaczynski

En la actualidad es posible encontrar sistemas políticos que se dicen de derecha, pero que al tiempo abrazan viejas políticas de corte leninista o fascista, etc.

OPINIÓN

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Agustin Garcia Villa / Des... Propósito / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Subsiste en nuestros días una gran diversidad de sistemas políticos, que si  se pudieran medir en grados por la cantidad de variantes que presentan irían desde 0 hasta los 180 grados. Así, es posible encontrar gobiernos y partidos políticos cuyos sesgos van desde los más populistas y antidemocráticos de “izquierda” y de “derecha” pasando por toda una gama de combinaciones y alianzas que entremezclan posiciones que, en ocasiones, poco se entienden por contradictorias entre sí.

Hasta antes de que se pusieran en boga los temas de la globalización y el uso intensivo del internet en todos los niveles, el mundo político se dividía básicamente en partidos de izquierda o de derecha, donde si bien no había uniformidad, lo que era claro, al menos a nivel teórico, es que en unos se privilegiaba, ante todo, la promesa de la propiedad social de los medios de producción, y en otros, los atributos  eficientistas de los mecanismos de mercado. 

En la actualidad es posible encontrar sistemas políticos que se dicen de derecha, pero que al tiempo abrazan viejas políticas de corte leninista o fascista, etc., que la verdad,  por contradictorios en sus doctrinas y quehaceres políticos cuesta trabajo dimensionar. 

Este es el caso, entre muchos otros, de lo que sucede en países como Polonia, que a partir de la caída del Muro de Berlín y, quizás antes, con las gestiones realizadas por el Papa polaco Juan Pablo II y el movimiento de Solidaridad, encabezado por Lech Walesa se había rebelado en contra del sistema socialista impuesto por la extinta URSS, inclinándose más por un sistema político con las características de un país de la Europa occidental, lo cual pudo materializar a partir de 1989. 

En efecto, a partir de la caída del sistema socialista inducido por la Perestroika y el Glásnost de Gorbachov, los polacos buscaron, no sin grandes dificultades de acoplamiento y resistencias, sobretodo de parte de los afectados por el cambio de régimen, instaurarse como un país de derecha; es decir, incorporarse a un sistema de mercado capitalista, enmarcado dentro de  un sistema político liberal democrático, con todos sus pesos y contrapesos, con miras a constituirse en un miembro más de la UE, hecho que fue consumado en 2004

Tres décadas más tarde, bajo la bota del mandamás polaco, disfrazado de viceprimer ministro, Jaroslaw Kaczynski, Polonia se ha transformado en un país que continúa como miembro de la UE, pero con un gobierno autoritario, al viejo estilo de los países comunistas, ultranacionalista, antieuropeo, comandado por un monopólico partido de estado de corte católico, iliberal democrático denominado Ley y Justicia (PiS), cuyos primeros pasos al retomar el poder en 2015, fueron dirigidos como en el tiempo de los bolcheviques, hacia la destrucción de  instituciones autónomas, cambios en la ley de servicio civil a fin de estar en posibilidad de deshacerse de servidores públicos de reconocido prestigio y suplantarlos por neófitos, pero leales compañeros de partido, al debilitamiento y sumisión del poder judicial ante el ejecutivo, la desaparición de organismos autónomos, etc., lo que condujo a una desmedida concentración del poder y grandes niveles de corrupción, hoy, abiertamente cuestionados por las autoridades de la UE.

Llama la atención que ante dicha situación, muy parecida, por cierto, a la que se vive en la Hungría de Orbán, la UE haya tardado tanto tiempo en aplicar medidas correctivas tendientes a obligar a sus miembros a respetar el Estado de derecho que garantice procesos democráticos vía la libre participación de partidos políticos, así como, la existencia de entidades públicas autónomas que sirvan de contrapeso a lineamientos gubernamentales que busquen privilegiar a ciertos grupos o facciones de la sociedad.

Hoy afortunadamente, la UE ha decidido cancelar cualquier tipo de transferencia en apoyo a países que encaran situaciones de emergencia, como lo es actualmente la derivada de la pandemia, a países como Polonia y Hungría hasta en tanto no se respete la ley a cabalidad

Tampoco es creíble que coincidentemente, este mismo dúo, Kaczynski-Orbán, se declare abiertamente antieuropeísta, en franco apoyo a la posición del premier ruso Putin, y sus países sigan siendo subsidiados y formando parte de la UE.

POR AGUSTÍN GARCÍA VILLA
ANALISTA ECONÓMICO
ORBE@ELHERALDODEMEXICO.COM