COLUMNA INVITADA

Manzanero: de Yucatán al Universo

A los cerca de dos millones de personas que han perdido la batalla contra el Covid en todo el mundo… a quienes la han ganado: a mi Padre

OPINIÓN

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Salvador Vera / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

A Don Armando –prefirió siempre lo llamaran así, y no maestro— lo conocí en una sala de juntas del Auditorio Nacional; era una sesión de jurados de la Beca María Grever, para Compositores de Música Popular Mexicana; un noble programa creado por el Coloso de Reforma para apoyar a los nuevos valores de la composición.

Una encomienda que era una bandera de Manzanero: impulsar a los nuevos letristas y músicos, acompañarlos institucionalmente en su camino hacia la creación musical, dotarlos de herramientas para que esta actividad fuera su vida y su profesión, y les diera para vivir; lograr la perfección de esa energía nítida y exquisita –como la describía–.

Manzanero llegó puntualísimo; cuando entró en esa sala, tuve frente a mí un hombre de estructura frágil con un carisma arrollador y una evidente vitalidad. En la sesión se valoraban los candidatos a obtener la beca que permitía a los jóvenes compositores dedicarse por un año íntegramente a la creación musical. A los primeros acordes y palabras de las composiciones a evaluar, Manzanero emitía un incuestionable calificativo, el arsenal de generaciones de artistas exitosos que habían pasado por su valoración, se lo permitía. Como gran conversador, recurrentemente nos deleitó, en esa ocasión, con anécdotas extraídas de la memoria de una apabullante carrera artística. Estaba convencido que en México se escribía la música más bella del mundo y eso trató en todo momento de transmitir a las jóvenes generaciones de compositores, instándolos a formar parte del catálogo de oro de la música mexicana.

Desde la década de 1980, Manzanero sumó a su carrera artística la gestión en favor de su gremio, sus amigos y camaradas, los
compositores mexicanos. Presidente del Consejo Directivo de la SACM, desde 2011, trabajó para lograr el derecho de autor como elemento  fundacional para respetar y valorar la creación de los autores musicales de este país, para recaudar ese derecho en el mundo entero. La SACM es ahora una de las sociedades más sólidas en el orbe, con servicio médico para sus asociados y un altísimo margen de recaudación.

Luego, orquestó la creación del Centro Cultural Roberto Cantoral, un hermoso recinto en el sur de la Ciudad de México, con la más alta tecnología de los escenarios, nombrado así para honrar a su entrañable amigo, a quien relevó en el cargo. 

Hace un mes nos enteramos del ingreso de don Armando al hospital contagiado de COVID-19, noticia que se sumaba a la nueva alerta en México y el mundo; un día después, mi padre ingresó al hospital en la misma condición. Los angustiantes días posteriores fueron de constante zozobra. Mi padre fue dado de alta por mejoría el 30 de diciembre; dos días antes, Manzanero había seguido su camino a la eternidad.

Nació en Mérida en 1935, su carrera fue un centelleante recorrido de Yucatán al Universo. Guerrero de muchas batallas, don Armando perdió la del COVID, pero desde hace mucho, indudablemente, había ganado la gran guerra contra el olvido. 

¡Felicidades a los compositores de México! Como don Armando decía: “… que hacen la mejor música del mundo…”

POR SALVADOR VERA
PROMOTOR CULTURAL
SALVADORVERAI@GMAIL.COM