MALOS MODOS

La conjura contra América

¿Agarró por sorpresa a los Estados Unidos la ocupación violenta del Capitolio de hace unos días? Tal vez no tanto

OPINIÓN

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Julio Patán / Malos modos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

¿Agarró por sorpresa a los Estados Unidos la ocupación violenta del Capitolio de hace unos días? Tal vez no tanto. Esa ocupación fue, como dije en este espacio, como dijo Paul Krugman en una columna ampliamente difundida y sobre todo – lo vuelvo a recordar– como dijo Enrique Krauze hace cuatro años, la manifestación más preocupante del fascismo en la vida pública gringa, pero en modo alguno la primera. Como en todo el mundo, entre los vecinos del norte el fascismo está ahí, al acecho, y estalla a poco que una aberración como Donald Trump lo promueva desde el poder. Así nos lo han recordado unos cuantos escritores.

La lista es larga, pero, en breve, es indispensable echarle un ojo, en riguroso desorden, a Philip K. Dick en El hombre en el castillo, una novela de ficción histórica sobre un mundo en el que la guerra la ganaron los nazis, publicada en 1962; sin duda a una de las novelas cruciales del siglo XX gringo, Los idus de marzo (1948) de Thornton Wilder, ubicada en la Roma del asesinato del Julio César convertido en dictador pero con el ojo claramente puesto en Mussolini, y desde luego a Eso no puede pasar aquí, de Sinclair Lewis, un antecedente claro del libro más comentado del momento, entre otras cosas porque es también una serie de notable factura: La conjura contra América, de Philip Roth.

Lewis, que publicó su libro en pleno auge del fascismo europeo, el 35, juega con esta premisa: Franklin D. Roosevelt pierde las elecciones con Buzz Windrip, un populista que llega desde el exterior de la política partidista y se adueña del poder con un discurso centrado en desterrar el desempleo y eliminar la amenaza de los inmigrantes.

¿Les suena? Pues sí: algo entendía el primer Nobel gringo. Roth, que tiene que haberlo leído con provecho, parte de una premisa similar en su novela, publicada en 2004: Roosevelt pierde las elecciones pero contra un personaje real, el aviador Charles Lindberg, que fue en efecto un admirador de Hitler y que en el libro instaura un régimen supeditado a la Alemania hitleriana, es decir, un régimen con una infame carga de antisemitismo.

Este libro es el que, decíamos, se convirtió en una serie de HBO que, independientemente de la buena idea de leer a Roth, harían bien en maratonear en estos días de turbulencia ultraderechista. Y es que los señores que decidieron estrenarla, en marzo del año pasado, son responsables de la que puede ser la mejor serie de la historia: The Wire. Me refiero a David Simon y Ed Burns, que, por supuesto tenían en la mira al Agente Naranja.

¿Visionarios? Ustedes juzgarán, y mis disculpas por el spoiler. Al final, Lindberg es derrotado en las urnas, entre acusaciones de fraude. No es el final idóneo, pero es un final feliz. Véanla, pues, y sonrían.

POR JULIO PATÁN
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