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650 por la libertad

AMLO utiliza la tribuna presidencial con fines propagandísticos con un carácter intimidatorio

OPINIÓN

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En efecto, 650 personas, dedicadas a diferentes actividades, analistas que hemos debatido entre nosotros, académicos, exfuncionarios, simpatizantes de diversos partidos y más coincidimos en que hoy es necesario defender la libertad de expresión en nuestro país. Además, yo estoy convencido de que el primero que ha puesto este derecho humano en riesgo es el Presidente de la República. A estas alturas del sexenio, no cabe duda de que las llamadas mañaneras son el eje fundamental de la estrategia de comunicación social de este gobierno. Debieran ser, por tanto, espacios informativos, tal como lo establece el artículo 134 de nuestra Constitución. El objetivo constitucional es que la comunicación social tenga un carácter institucional, con fines informativos, educativos o de orientación social. No está ocurriendo así.

López Obrador utiliza la tribuna presidencial con fines propagandísticos con un carácter opinativo, descalificador e intimidatorio, especialmente cuando se refiere a sus críticos, a movilizaciones sociales que protestan contra sus políticas y a quienes no coinciden con sus estrategias. En sexenios pasados, particularmente en tiempos electorales, el discurso presidencial fue objeto de múltiples quejas y procedimientos jurídicos, justamente por incluir temas que podrían influir en las preferencias y posicionar o descalificar a personajes de la vida pública. De hecho, ese fue el origen de la reforma constitucional que acotó la propaganda gubernamental, impulsada por muchos de los que hoy están en el poder.

La respuesta presidencial a nuestro desplegado reitera lo dicho. Al tratar de ridiculizar nuestra exigencia desconoce el valor de la palabra presidencial y el efecto intimidatorio de sus descalificaciones. El hecho de que para muchos (no para todos) estén abiertos los espacios para escribir, opinar y criticar al gobierno no es un mérito gubernamental, es simplemente el ejercicio de un derecho. ¡Nada más faltaba que no fuera así! La libertad de expresión es mucho más que eso.

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La libertad de expresión está acompañada de la tolerancia, del privilegio al diálogo sobre la descalificación, del fomento al debate público plural, de incluir a todas las voces en un gobierno para todos, no solo para los allegados, y de saber escuchar. Esa sería la actitud de un estadista, en especial de un presidente legítimo y democráticamente electo con una amplia mayoría. No hacerlo así, mella las libertades, incrementa la polarización de una sociedad de suyo plural y raspa de paso otras libertades como la libertad de manifestación. Eso es lo que tiene que parar.

Los tiempos electorales se acercan y nuestra democracia requiere que nuestras instituciones se fortalezcan y que el gobierno cambie su actitud. Las elecciones siempre están acompañadas de un debate plural y abierto. Esa es la esencia de la competencia partidista. El gobierno deberá estar ausente y la actitud presidencial deberá cambiar. Es tiempo de que se exprese libremente la voz ciudadana. Ojalá el Presidente lo entienda.

POR ARTURO SÁNCHEZ GUTIÉRREZ
DECANO DEL TECNOLÓGICO DE MONTERREY
@ARTUROSANCHEZG
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