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Diplomacia: ¿alternativa?

La semana pasada el C40 organizó en Salvador, Brasil, la "2da Academia Regional de Planificación para la Acción Climática para América Latina".

OPINIÓN

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El cambio climático tiene cada día manifestaciones más evidentes: recientemente, en la bahía de Börgen, Antártida, un gigantesco bloque se desprendió, cayendo al mar. La escena quedó grabada y se hizo viral. Esto se debe, por supuesto, al incremento de la temperatura global.

Por otro lado, la reciente 25ª Reunión de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP-25) fue un fracaso, una "oportunidad perdida", según el propio Secretario General de la ONU. Esto es una señal clara de que los gobiernos nacionales no han podido alcanzar los arreglos suficientes para poder contener el aumento de la temperatura global en el umbral de los 1.5° celsius, conforme se comprometieron en el Acuerdo de París.

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¿Pero toda la responsabilidad debe recaer en los gobiernos nacionales? Afortunadamente no: las ciudades tienen un rol protagónico también. Sin pretender profundizar en el término "paradiplomacia", en pocas palabras se define como "las relaciones internacionales realizadas por los gobiernos no centrales", lo que abarca a las ciudades. Pues bien, hay una activa "paradiplomacia climática" impulsada por el Grupo de Liderazgo Climático (C40), que engloba a las principales ciudades del mundo –entre ellas a la Ciudad de México y Guadalajara representando al país– que está teniendo un importante papel coordinando una serie de acciones colectivas para facilitar el cumplimiento de varios compromisos, incluyendo el Acuerdo de París y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030.

La semana pasada el C40 organizó en Salvador, Brasil, la "2da Academia Regional de Planificación para la Acción Climática para América Latina" cuyo objetivo fue compartir experiencias y avances para lograr que cada ciudad participante pueda concluir a tiempo (antes de la COP-26 de este año, en Glasgow) su "Plan de Acción Climática" que es un instrumento de planeación que integra, coordina e impulsa acciones para disminuir el impacto climático de las ciudades y que es al mismo tiempo un compromiso asumido públicamente. De esta manera, las autoridades locales no están esperando a que sus respectivos gobiernos nacionales avancen, sino que contribuyen al cumplimiento, en este caso específico, del Acuerdo de París.

Si tomamos en cuenta que la mayor parte de la población mundial habita en ciudades y que en las próximas décadas la tendencia hacia la urbanización continuará, las metrópolis son fundamentales en el impacto no solo sobre el clima, sino sobre el ambiente en general determinando el rumbo del desarrollo planetario, por lo que si son sostenibles, el impacto será significativamente menor. Por ello y ante el impasse que prevalece entre los gobiernos nacionales, la paradiplomacia climática se erige como una esperanzadora alternativa de solución.

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POR MARIO DUARTE VILLARELLO

PROFESOR DE LA FACULTAD DE ESTUDIOS GLOBALES, UNIVERSIDAD ANÁHUAC MÉXICO

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