AGENDA CONFIDENCIAL

Romo, sembrador... De discordia

A varios secretarios de Estado y funcionarios de otras dependencias, les incomodaba estar bajo sus órdenes

OPINIÓN

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Luis Soto / Agenda Confidencial / Opinión El Heraldo de México.Créditos: Foto: Especial

Con más pena que gloria, Alfonso Romo dejó la Oficina de la Presidencia de la República. Como ingeniero agrónomo, fue un exitoso hombre de negocios en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, quien lo incluyó en la lista de sus empresarios consentidos con la venta de varias empresas paraestatales.

En el gobierno de la 4T, el presidente Andrés Manuel López Obrador le dio poderes plenipotenciarios al nombrarlo también Coordinador del Gabinete para el Crecimiento Económico.

Después de José María Córdoba Montoya, ningún jefe de la Oficina de la Presidencia de la República había concentrado tanto poder político como Romo, comentamos en este espacio a principios de año. Y también apuntamos: Nunca ha tenido experiencia en la Administración Pública Federal, y mucho menos en políticas públicas; lo suyo, lo suyo desde hace medio siglo, han sido sus negocios. Una más: a varios secretarios de Estado y funcionarios de otras dependencias, les incomoda, por decir lo menos, estar bajo sus órdenes, aunque no han tenido el valor de decírselo al Presidente.

Durante los dos años que ocupó ambos puestos Romo se dedicó a “sembrar” discordia entre varios miembros del gabinete y algunos integrantes de la Corte de Palacio. Como enlace con los cupuleros del Consejo Coordinador Empresarial, encabezado por Carlos Salazar Lomelín, instrumentó la estrategia mareadora de hacerles creer que el gobierno los incluiría en todos los proyectos de inversión; a principios de este año ofreció a los ingenuos empresarios e inversionistas nacionales y extranjeros una bolsa de hasta 100 mil millones de dólares en 137 proyectos de inversión en Pemex, CFE y Secretaría de Energía.

Hasta la fecha, aquéllos no han visto ni un quinto. En dicho lapso los empresarios han sido humillados, maltratados públicamente, ofendidos por el jefe del señor Romo, sin que éste abogara por ellos. Como los cupuleros no son rencorosos, cuando se enteraron de la renuncia del multicitado, le agradecieron que haya servido como puente con el gobierno de la 4T.

Hay quienes afirman que desde hace nueve meses —antes de que se declarara oficialmente el arribo del Coronavirus a México—, Romo enviaba señales de que ya estaba hasta el gorro. Por ejemplo, en la presentación de la Estrategia Nacional para la Implementación de la Agenda 2030 --principios de marzo-- dijo estar preocupado por la falta de crecimiento económico en el país; advirtió que sin crecimiento no va a haber combate a la pobreza, ni vamos a reducir la brecha de la desigualdad, y la 4T no va a tener éxito. Hace 15 días volvió sobre el tema al enviar el siguiente mensaje a los integrantes del gabinetazo: “No podemos manejar un país que está decreciendo al 9 por ciento, como si estuviera creciendo al 9”.

Quienes conocen al ingeniero agrónomo afirman:

La realidad es que no quería ni tenía ganas de estar en un sistema que no conoce, ni conocerá.

Por LUIS SOTO.
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