COLUMNA INVITADA

Romo, de la oposición a la 4T

Una vez incorporado al gabinete fue perdiendo fuerza e influencia sobre el tabasqueño

OPINIÓN

·
Adriana Moreno Cordero / Columnista Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Fue en el 2011, cuando Alfonso Romo Garza conoció a Andrés Manuel López Obrador y decidió sumarse a su proyecto. Antes, el empresario regiomontano había formado parte del círculo de los adversarios del presidente cuando en el año 2006, en la elección en la que el tabasqueño compitió con Felipe Calderón y perdió por un escasísimo margen de error, Romo ayudó a crear Opción Ciudadana, para evitar que el actual presidente llegara.

Para el 2012, el empresario neoleonés se incorpora a la campaña lópezobradorista, siempre como el puente entre el tabasqueño y la IP, rompiendo automáticamente sus lazos con el expresidente Carlos Salinas de Gortari, con el PRI y con el PAN.

La víspera del triunfo de López Obrador en el 2018, en una de las reuniones que sostuvo Romo Garza con empresarios, prometió lo que no pudo cumplir; aseguró que el inquilino de Palacio Nacional no subiría impuestos, que controlaría el déficit fiscal; también se comprometió a que respetaría las inversiones comprometidas, incluidas las del sector energético, e incluso, se llegó a decir que sería Romo el artífice para que el Aeropuerto de Texcoco continuara con sus obras. El exfuncionario indicó que su jefe enfocaría sus esfuerzos a facilitar la actividad de las medianas y pequeñas empresas, “las creadoras del crecimiento”.

Así que no puede ser atribuible solo a la pandemia de COVID-19 que el presidente López Obrador no cumpliera lo prometido a la clase empresarial y conforme su gestión transcurre, a la Iniciativa Privada se le cierran las puertas de Palacio Nacional.

Con la renuncia de Carlos Urzúa, -en julio del 2019-,  por fuertes diferencias, entre otros, con el presidente de Grupo Vector, el entonces jefe de la Oficina de la Presidencia de la República se vio fortalecido. López Obrador escogió y le dio su apoyo a Romo Garza, por eso, llama la atención que un año y cinco meses después, el propio presidente haya anunciado la renuncia del empresario que en algún momento, fue considerado la mano derecha del jefe del Ejecutivo.

Lo único que puede desprenderse de lo anterior, es que poco a poco, el exjefe de la Oficina de la Presidencia de la República, encantado desde el 2012 con la llamada cuarta transformación, una vez incorporado al gabinete fue perdiendo fuerza e influencia sobre el tabasqueño. El vaso se fue llenando hasta que la gota que lo derramó, fue la discusión sobre el outsourcing. A esas alturas, nada de lo que pudiera decir Romo Garza al respecto, le interesó al presidente.

En una entrevista que Urzúa concedió, no se podía explicar el tipo de relación entre el exfuncionario y el presidente porque: “Romo es un hombre de extrema derecha y en términos sociales oscila entre el Opus Dei y los Legionarios de Cristo”.

POR ADRIANA MORENO CORDERO
MORCORA@GMAIL.COM