La pandemia por Covid-19 ha desnudado completamente la eficacia gubernamental de esa entelequia que algunos admiradores del Presidente López Obrador denominan “Cuarta Transformación”. La versión oficial de inicio fue que la enfermedad no tenía altas tasas de mortandad, por lo cual las personas podían permanecer conviviendo con personas ajenas a su círculo familiar.
Muy pronto surgieron análisis que comenzaron a poner en evidencia la mala gestión de la emergencia sanitaria. El Instituto de Estudios para las Américas con sede en Francia, exponía que nuestro país había superado los 38.000 casos oficiales de Covid-19 con casi 3.900 muertes registradas (12 de mayo). Al poco tiempo algunas fuentes gubernamentales comenzaron a admitir que el registro oficial de contagios y defunciones estaba tremendamente subestimado.
En este devenir, muchos voceros y estudios de la Organización Mundial de la Salud han sumado sus juicios críticos al desempeño de las autoridades mexicanas. Ponderando diversas opiniones de académicos, periodistas, comunidades científicas y hasta algunos actores del sistema nacional de salud; la situación actual revela los efectos de una postura populista y cuestiona la capacidad del gobierno para enfrentar la pandemia y la crisis económica.
López Obrador insistió mucho tiempo en “por el bien de México, primero los pobres”, pero surge una duda razonable después de dos años de gestión errática: ¿el coronavirus será el pretexto para justificar sus nimios resultados o, por el contrario, se constituirá en el ímpetu para acelerar su ritmo? Es evidente que sigue la primera opción de este cuestionamiento.
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La gestión gubernamental de la pandemia revela para cada país estructuras y reflejos profundos que en ocasiones podrían parecer borrados en el contexto de globalización. Es claro que no “íbamos requetebién” (amlo dixit) y que el desmantelamiento del sistema de salud fue producido por decisiones de la actual administración federal que ha consentido el desabasto de medicamentos e insumos desde antes de la pandemia.
Nuestro Presidente inicialmente mostró una actitud frívola, recomendando a los mexicanos que continuaran con sus vidas normales, minimizando la pandemia como un problema del exterior. El 18 de marzo, blandió amuletos frente a las cámaras como protección contra el virus. Si se trataba sobre todo de una provocación contra los periodistas (que a veces trata con desdén, otro punto en común con sus homólogos), el mensaje no fue menos perturbador
Para Nicolas Ellison, investigador francés especializado en el continente americano, hay distintas preguntas que ponen en relieve el tratamiento de cada país con respecto al coronavirus: ¿Cómo luchar contra la pandemia cuando la situación económica es extremadamente difícil en Venezuela? ¿A qué crisis política puede conducir la negación del problema por parte del presidente brasileño? ¿Podría el aislamiento proteger paradójicamente a Cuba? La cuestión de la enfermedad alienta a reinterpretar las Américas para ver qué líneas de falla permanecen activas y qué nuevas dinámicas están apareciendo.
Si, todo el planeta sufre la emergencia sanitaria, pero México ha enfrentado esta crisis con mucha verborrea ideológica y propagandística y muy poca ciencia.
Consummatum: Con el mandato democrático de su base militante, Alejandro Moreno, Marko Cortés y Jesús Zambrano han firmado la coalición “Va por México”, integrada por PRI, PAN, PRD y el respaldo de expresiones liberales de la sociedad civil organizada. Vamos a ganarle al autoritarismo excluyente y frívolo.
POR LORENA PIÑÓN RIVERA
SECRETARIA NACIONAL DE GESTIÓN SOCIAL DEL PRI
@LORENAPIGNON_