TODOS SOMOS MÉXICO

Infausto 2020

A todas las personas que laboran en hospitales de atención a enfermos de COVID-19-. Desde sus albores, 2020 anunció lo que sería, pero no comprendimos el alcance de su advertencia

OPINIÓN

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Mauricio Farah / Todos Somos México / Columna InvitadaCréditos: Especial

El mundo es otro desde aquel enero hasta este diciembre. En 12 meses nuestra seguridad se ha tornado en incertidumbre y, en contraste con nuestra soberbia tecnológica, hemos buscado protección en un cubrebocas. En lugar de nuestra orgullosa visión de largo alcance, dudamos de lo que pasará al día siguiente y hablamos sin certeza del futuro. En 360 días llegamos a 80 millones de personas contagiadas de COVID-19 y a un millón 800 mil fallecidos por su causa.

¿Por qué, a pesar de que el número de infectados equivale solamente a 1 por ciento de la población mundial, la vida nos ha cambiado tanto a tantos?

Por el miedo a un enemigo invisible e invasivo, que además nos usa de transporte y artillería. Todos somos sospechosos de portarlo y somos vulnerables a su ataque. Somos su instrumento, aliado y su víctima.

Compartimos también el temor a morir, o a que nuestros seres queridos mueran, en la soledad del aislamiento, sin el último guiño, sin el último te quiero, en el interior de un hospital inaccesible y saturado.

La precaución nos llevó a la distancia y al alejamiento. Cancelamos saludos y abrazos, modificamos encuentros, y suspendimos actividades. Paralizar la economía significó pérdidas enormes, a tal grado que 2020 será el año del decrecimiento global.

En todos los países se cierran empresas, se cancelan empleos, se reduce la inversión y aumenta la pobreza. En consecuencia, se acentúa la desigualdad. La crisis, como siempre sucede, daña a todos, pero se ensaña con los más vulnerables.

En México, con cerca de un millón 400 mil contagios y 122 mil decesos, se calcula una caída del Producto Interno Bruto de 9 por ciento y un aumento de 10 millones de mexicanos en pobreza extrema, con lo que se alcanzaría la cifra de 30 millones de personas en esta condición. La desigualdad en el mundo ha propiciado que los pobres sean los más afectados por la pandemia, tanto en su salud como en su economía.

Ahora la desigualdad se apresta a dar otro golpe: los países ricos están acaparando la producción de vacunas, de modo que algunos podrían inmunizar a toda su población más de una vez, en tanto que los países más pobres no tendrán acceso a ella.

Si esta amenaza se consuma, de entre las secuelas de la pandemia emergerá un mundo abismalmente desigual, pues mientras para la mitad de la población mundial el COVID-19 será un mal recuerdo, para el resto puede representar una continua pesadilla de muerte y destrucción económica.

Estos son esencialmente los saldos de 2020. Nos toca enfrentar el enorme desafío de impedir el aumento de la pobreza y, a pesar de todo y contra todo, luchar por un mundo más igualitario.

POR MAURICIO FARAH
*SECRETARIO GENERAL DE SERVICIOS ADMINISTRATIVOS DEL SENADO
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@MFARAHG