Ayer moderé un panel organizado por la empresa de bebidas Diageo sobre los desafíos que enfrenta el sector restaurantero y de hospitalidad, tras lo que ha ocurrido este año con la pandemia. Fue presencial, con mucha medida de higiene, y cuyo propósito es auxiliar en la reconstrucción de esta vital industria para 2021.
Diageo es quizá la empresa internacional que con mayor potencia ha auxiliado a los restaurantes y bares a salir adelante durante estos meses, a través de su programa Raising the Bar, facilitando a muchas empresas capacitación, digitalización y fondeo.
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El sector restaurantero continúa en jaque. Francisco Fernández, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera, me dijo en entrevista que hacia final de este mes se habrán perdido unos 100 mil establecimientos en todo el país durante el año, y que 400 mil personas que trabajaban en este sector perdieron su empleo.
El problema es que las cosas no terminan ahí: “Desgraciadamente, dado que es una situación de la que todavía no salimos, es probable que este número siga creciendo. Espero equivocarme rotundamente”, apuntó Fernández.
Tristemente el gobierno de Andrés Manuel López Obrador no auxilió a los restaurantes durante la pandemia. Fue una de esas industrias que requerían una política pública sólidamente estructurada. Que un país que estaba presumiendo en los cinco continentes su gastronomía tenga un desplome de este calibre, y que a la fecha no exista un plan enfocado en recuperar lo perdido, refleja a un gobierno insensible.
La pandemia es a los restaurantes lo que la devaluación fue a las empresas que tenían deuda en dólares durante las crisis de los 80. Ahora los restauranteros saben que hay riesgos que deben cubrir, y ese quizá sea el mayor aprendizaje de negocio, además de la adaptabilidad rápida que deben mostrar en lo operativo para mantener leal a la clientela.
EFICINE
El secretario de Hacienda, Arturo Herrera, y la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, aseguraron que el programa de apoyo a la creación cinematográfica se mantendrá, pero cambia de reglas. El primer requisito ya no será que los cineastas fichen a una empresa como patrocinadora, sino la calidad de la propuesta cinematográfica a financiar. Es una noticia que refrenda la adecuada decisión de terminar con aquellos fideicomisos opacos que fueron capturados por un mundillo de cineastas. Se abre una nueva era en la financiación del cine.
CANACINE
La Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica, que preside Fernando de Fuentes, reveló que el desplome de asistencia a las salas cinematográficas en 2020 fue de 81 por ciento: cayó de 335 millones de personas a 62 millones. Y si sólo se toma en cuenta el período desde que inició la pandemia hasta diciembre, la caída es de 95 por ciento. Brutal.
POR CARLOS MOTA
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