LA MODA Y SU GENTE

Maquillaje para desmaquillar el alma, cuando el color nos hace genuinos

En el episodio de esta semana de mi podcast invito a ensuciarnos

OPINIÓN

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Lina Holtzman / La Moda y su Gente / Opinión El Heraldo de México Créditos: Foto: Especial

¡A traer el rostro y las manos tal como el carismático deshollinador de ¡Mary Poppins! ¡Y el alma también! “Curioso”, como un humano con alma tan limpia, lleva el rostro y las manos cubiertas de hollín. Me recuerda la charla que tuve con Ricky Martin, en Puerto Rico, cuando fue vocero de M.A.C. Cosmetics con su Viva Glam (cuyas ganancias se donan a la causa en contra del VIH).

Recuerdo haber pensado (y así lo publiqué en Glow!): “Esto es make up para desmaquillar el alma”. Ok. Dejemos a un lado la poesía y vamos lo práctico: un pintalabios no es capaz de transportarnos a otro lugar (espejismo con el que nos hemos enfrentado este año, con el afán de cuidarnos y cuidar al otro), pero, y hablo a partir de mi propia experiencia, sí es capaz de transformar cómo nos sentimos, justo en donde estamos. Y, bueno, ¿en dónde estamos? En principio, aquí y ahora. No importan las coordenadas.

Famosa es la frase de Gabrielle Chanel: “Si estás triste, ponte más pintalabios y ataca”. Y ahí voy otra vez con mis preguntas: ¿A qué/quién queremos atacar? Al inicio de mi propia lista está la apatía. El desgano. ¡Y sí, un poco de maquillaje, en este caso, es capaz de maquillar el alma!

Entonces, ¿nos desmaquillamos o nos maquillamos? No, no es un enredo. Es un proceso. Para mí, un poquito de uno y otro tanto del otro. A veces hay que ser lienzo en blanco para que el mundo nos ilumine, y otras, ser nosotros la luz que provoque a la vida.
Hasta grandes políticos en tiempos desalentadores han reconocido que el maquillaje tiene un gran poder: “Winston Churchill" entendió que llevar pintalabios rojo hacía a las mujeres sentirse fuertes, seguras y atractivas, unos sentimientos especialmente preciados en tiempos de crisis”, escribe Rachel Felder en su libro Red Lipstick: An Ode to a Beauty Icon.

Personalmente no lo llevo siempre, aunque confieso que cuando me aplico un tono carmín, hay una reacción interesante por parte de quienes me observan. ¿Será que yo me siento distinta? No lo sé, porque igualmente disfruto los tonos tierra y los rosados (mi
estandarte no nada más en cuanto a maquillaje, sino accesorios y ropa, desde hace 16 años ya).

Sí, el color nos hace genuinos si con éste nos descubrimos más a nosotros mismos. Como el hollín con el que el amigo de la baby sitter más famosa de la historia se pone a bailar. Lo llevamos en las manos y en el rostro, del color que sea, si es el resultado de haberle entrado a la vida, más que maquillaje, es una medalla.

LINA HOLTZMAN
@linaglow