LÍNEA DIRECTA

La ecuación

MORENA junto con sus satélites, el PT y el Verde, se convirtieron en el bloque hegemónico incapaz de aceptar la legitimidad de la oposición

OPINIÓN

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Ezra Shabot/ Línea Directa/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Uno de los argumentos que más pesaba durante la transición democrática mexicana, era el de la necesidad de hacer a un lado las diferencias ideológicas en los partidos de oposición para unirse en un frente único con un objetivo primordial: acabar con el régimen del presidencialismo absoluto sustentado en el priismo como aparato de un Estado antidemocrático. Así, PAN y PRD vivieron momentos de encuentros y desencuentros en ese fallido intento por desmontar los principales instrumentos del autoritarismo.

         Para cuando esta unión entre izquierda y derecha se había logrado, la ecuación política había cambiado en el país. Un líder  carismático y populista como López Obrador, había creado un movimiento del alcance nacional —MORENA— sostenido fundamentalmente sobre su figura y consignas de honestidad y apoyo a los pobres. El priismo de Peña Nieto y los excesos de una corrupción desbordada, así como una guerra civil al interior de Acción Nacional, abrieron el camino para que AMLO arrasara en la elección del 2018.

         Y es aquí donde las partes de la ecuación volvieron a modificarse. MORENA junto con sus satélites, el PT y el Verde, se convirtieron en el bloque hegemónico incapaz de aceptar la legitimidad  de la oposición, así como lo hizo el PRI durante décadas. El tricolor, destruido en su imagen y ante la imposibilidad de unirse plenamente al gobierno de López Obrador optó por una alianza parcial con Acción Nacional y el PRD, en algo nunca visto en la historia electoral de México.

         Ante el poder avasallador de la 4T y la inaceptable exigencia de subordinación de todos al Presidente, los componentes de la ecuación se han invertido. MORENA representa el partido de Estado a vencer, y PRI PAN- PRD se unen en un intento primero para evitar ser desaparecidos del escenario político nacional, y segundo para tratar de construir un bloque legislativo que contenga las intenciones morenistas de regresar a la época del carro completo.

         Cuando Mario Delgado define a esta alianza opositora como la demostración de la existencia del PRIAN y de un solo bloque conservador, se pone del lado de aquellos que no conciben la política fuera de la 4T, de la misma forma que no existía vida fuera del PRI hegemónico. Las partes de la ecuación han cambiado, pero no sus componentes.

Se trata finalmente de justificar una supuesta democracia únicamente dentro de los límites del “movimiento transformador” al estilo de los populismos del siglo pasado. La polarización ha creado estos dos bloques donde no hay espacio para diálogo alguno, ni mucho menos mecanismos de negociación efectivos. La guerra ha comenzado.

POR EZRA SHABOT
@EZSHABOT