Este 2020, el evento internacional que mayor interés despertó entre la sociedad mexicana fue el proceso electoral en Estados Unidos. Resulta comprensible por el peso de la relación bilateral; sin embargo, no deben pasar desapercibidos los grandes fenómenos sociales y políticos que ocurrieron en América Latina, nuestra otra gran zona de pertenencia.
Una primera tendencia, que caracterizó el 2020 en la región, son las intensas protestas sociales que están detonando cambios políticos e institucionales, así como las formas en que han sido procesadas por distintos países.
En Chile, el conflicto social encontró canales institucionales para resolverse. Mediante un plebiscito, la ciudadanía decidió convocar un Congreso Constituyente para darse una nueva Constitución, que reemplace a la de 1980. El reto será ahora lograr un balance entre mantener los aspectos positivos de la Constitución anterior, que le permitieron ser una democracia con desarrollo económico, y las innovaciones que atiendan las demandas sociales por mayor igualdad y libertades.
La situación en Chile revela la importancia de lograr, desde la política, consensos entre gobierno, partidos y ciudadanía. Un punto de contraste es Perú, que no ha logrado salir de una larga crisis política. Ahí, recientemente hubo tres presidentes en una sola semana, mientras que las protestas sociales han sido duramente reprimidas.
La segunda tendencia es la consolidación del proyecto bolivariano. En Venezuela, el Partido Socialista Unido de Venezuela, del presidente Nicolás Maduro, acaba de recuperar la mayoría en la Asamblea Nacional. No obstante, se trató de elecciones cuestionadas, con una participación de apenas 31% y en las que la oposición decidió no participar. Como sea, el chavismo cierra la pinza de su poder político reconquistando el poder legislativo federal.
Mientras tanto, en Bolivia regresó al poder el Movimiento al Socialismo, partido del expresidente Evo Morales, que a principios de año incluso había tenido que abandonar el país, pero ahora vuelve con una gran legitimidad popular.
La tercera tendencia regional fue la gestión deficiente de la pandemia –con excepciones como Uruguay o Costa Rica– que ha provocado crisis tanto sanitarias como económicas. Con sólo 8% de la población mundial, América Latina representa un tercio de las muertes por Covid-19. Brasil, México, Argentina, Colombia, Perú, Chile y Ecuador están entre los 20 países con más fallecimientos. La mayoría de las naciones latinoamericanas enfrentaron la pandemia con economías debilitadas, amplios sectores en informalidad laboral y sistemas de salud deficientes, así como acciones de contención tardías e inadecuadas.
De cara a 2021, estas tendencias dejan lecciones para México: el valor, pero al mismo tiempo la fragilidad de las instituciones democráticas, que requieren defenderse. La importancia del diálogo político para dar cauces pacíficos a las demandas sociales y procesar el conflicto. La necesidad de fortalecer las capacidades del Estado, sobre todo en materia de salud, frente al reto que implicará la distribución de las vacunas; y la importancia de trabajar junto con los sectores privado y social para lograr la reactivación económica post pandemia.
México no puede ser ajeno a los sucesos en América Latina, porque en ellos encontramos, en buena medida, un reflejo de nuestra propia realidad. Desde ese análisis podemos anticipar y prevenir posibles problemas; y en otros casos atisbar soluciones oportunas.
POR CLAUDIA RUIZ MASSIEU
SENADORA POR EL PRI
@RUIZMASSIEU