COLUMNA INVITADA

La democracia americana

La democracia en EU no pasa por sus mejores momentos. Los actores han dejado de respetar las reglas básicas

OPINIÓN

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Arturo Sanchez Gutierrez./ Colaborador/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

La noche de la elección en Estados Unidos discutí con un amigo sobre las peculiaridades del sistema electoral. Sus bases difícilmente resistirían las desconfianzas y sospechosismos que aplicamos en América Latina. Y mi amigo preguntó: ¿Y qué te hace pensar que no pasará lo mismo en Estados Unidos? Tiene razón. A la hora de escribir este artículo, el presidente Trump se ha declarado ganador sin que hayan terminado los cómputos; afirmó que “me quieren robar la elección”; anuncia que recurrirá a la Suprema Corte e inició un debate en Twitter contra el presunto fraude.

El hecho es que la democracia, incluso en Estados Unidos, no pasa por sus mejores momentos y la lucha por el poder ha conducido a que los actores dejen de respetar las reglas básicas de la sana competencia electoral.

Están coincidiendo fenómenos difíciles de resolver para las democracias: una sociedad polarizada con resultados electorales cerrados solo son nubarrones de tormentas perfectas. La situación se complica con la aparición de malas prácticas electorales en el intento de ganar elecciones. Por ejemplo, es evidente el conjunto de estrategias que impulsó el gobierno de Trump para detener el voto adelantado a través del sistema postal. De hecho, el mismo día de las elecciones un juez ordenó al sistema postal que buscara los votos y los remitiera a las autoridades para su cómputo. En la madrugada del día siguiente, Trump solicitaba que se dejaran de computar los votos porque habría fraude.

Gane quien gane la elección presidencial, se volverá a abrir el debate sobre las características del sistema electoral. La fuerza del federalismo en Estados Unidos permite que cada estado, e incluso cada condado, establezca reglas propias para la elección. Por principio, es necesario registrarse para votar y satisfacer requisitos distintos en cada entidad. Ahí no existe una credencial para votar con fotografía que habilite a cada ciudadano a votar. Se requiere un registro para cada elección y presentar la documentación solicitada. Los procedimientos para votar y para computar los votos es diferente. Allá se vale el voto adelantado por correo, pero cada estado define las reglas, los tiempos y la forma de contarlos. No es de extrañar que algunos estados tarden más que otros en emitir sus resultados. Como en México, tampoco son extrañas las impugnaciones contra algunos resultados, particularmente en las elecciones locales, pero esta vez los equipos de ambos partidos prepararon sólidos equipos para defender sus presuntos triunfos.

Hace 20 años, en la elección de George W. Bush contra Albert Gore, fue necesaria la participación de la Suprema Corte de EU para dirimir el conflicto, pero mucho ayudó la actitud de Gore al aceptar los resultados sin escalar más el problema. Esa no parece ser la actitud de Donald Trump en caso de que perdiera la presidencia. Y mientras tanto Joe Biden simplemente escribe que “no descansaremos hasta que todos los votos sean contados”. Increíble que esa sea la demanda en la democracia americana.

 

 

POR ARTURO SÁNCHEZ
DECANO EN EL TEC DE MONTERREY
@ARTUROSANCHEZG