El crecimiento del PIB durante el tercer trimestre, cifrado en 12 por ciento respecto del trimestre anterior, es una bocanada de oxígeno en el escritorio del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y del secretario de Hacienda Arturo
Herrera. Hace dos meses los pronósticos de contracción del PIB para 2020 continuaban revisándose a la baja.
Sin embargo, el dato revelado el viernes ya les puso un freno, pues hubo quien pronosticó caídas de hasta 12 por ciento para todo el año.
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Marco Oviedo, el economista en jefe para América Latina de Barclays, apuntó correctamente que el nuevo piso del ajuste estará en -9.0 por ciento, dijo, y situó su pronóstico para todo este año en menos 8.8 por ciento.
Hay tres hechos incontrovertibles tras estos datos. El primero es que, dadas las cifras de muertos y contagiados, las políticas públicas dictadas desde el escritorio de Hugo López-Gatell, el subsecretario de Salud, no sirvieron para otra cosa sino para destrozar la economía en 2020.
El segundo es que el rebote que experimentó la economía en actividades secundarias (22 por ciento de subida trimestral) refrenda tanto la permanente vocación manufacturera de México, como el anclaje de nuestra economía con la de Estados Unidos.
La lección es que, si algo nos convendrá hacia el futuro, es cuidar la relación con ese país. No hay de otra.
El tercero es que las erráticas políticas de apoyo fiscal impedirán la famosa recuperación que pronosticaba el Presidente, en forma de “V”.
Si bien la caída parece haber llegado a su límite, estamos lejos de recuperar la dimensión que tenía la economía antes de la recesión.
Y, paradójicamente, esta recuperación careció del gobierno, pues a pesar de los apoyos directos a la gente, el más reciente Indicador Mensual de Consumo Privado del Mercado Interior reportado por el Inegi arroja una caída anualizada durante julio de menos 15.3 por ciento. Y la inversión fija bruta, también en julio, mostró una caída anualizada de menos 21.2 por ciento.
Por eso el gobernador del Banco de México, Alejandro Díaz de León, insistió la semana pasada en que ambos, el consumo y la inversión, serán determinantes durante la recuperación.
El gobierno se tendrá que poner más creativo para desregular la economía. No parece, sin embargo, que exista el arrojo suficiente para perseguir una desregulación masiva ni para generar inventivos profundos a la inversión.
Así que este último tramo del año será crucial para ver el grado de innovación prevaleciente en el gabinete económico. Uf.
CITIBANAMEX
En la batalla que vive toda la banca por migrar a los clientes hacia el mundo digital, la institución que dirige Manuel Romo dijo que, en el tercer trimestre del año, pegó un brinco enorme y llegó a 7.4 millones de clientes digitales, un 32 por ciento más que en septiembre de 2019.
POR CARLOS MOTA
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