ARTE Y CONTEXTO

Las figuras de Maliwawa

“Los arqueólogos describen dibujos con rasgos que no son casuales, porque algunos de los animales tienen relleno, volumen, posiciones especiales, además de ciertas características con las que podría definirse al autor.”

OPINIÓN

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Julen Ladrón de Guevara / Arte y Contexto / Opinión El Heraldo de México.

Hace unos días, la revista “Australian Archeology” publicó un estudio sobre “Las figuras de Maliwawa”, unas pinturas rupestres descubiertas hace poco la Tierra de Arnhem, al norte de Australia, con edades comprendidas entre 6000 y 9400 años en 87 sitios de 2008 a 2018.

Lo impresionante de este descubrimiento, es el tamaño de estas figuras nunca antes vistas, la calidad del trazo que es delicado y meditado, y lo extraño de las representaciones, que son algo atípico en este tipo de pinturas. En lo personal, siempre me han gustado las pinturas rupestres, creo que he visto fotos de casi todas las que están documentadas.

Algunas son más o menos comunes, pero otras son inquietantes, como las de Kimberley, también Australia. Aquí, en 1838 se encontraron representaciones humanas con rostros blancos y ojos con manchas negras alrededor, como si fueran fantasmas, zombies o personajes del pintor Phil Bragar. Las piezas son enormes, de seis metros muchas de ellas y parece como si flotara una cara junto a la otra, tal y como lo hacen las nubes.

Desde pequeña tengo una afición especial por el tema, pero mis primeros recuerdos son de dibujos mucho más sencillos, de pocos trazos y casi conceptuales. Por eso, cuando salió la noticia del artículo sobre las figuras de Maliwawa acompañado de unas fotos que me parecieron espectaculares, me di a la tarea de leerlo completo, así como algunas de las notas notas de Paul Taçon y Sally K. May, autores del estudio.

En ellas, los arqueólogos describen dibujos con rasgos que no son casuales, porque algunos de los animales tienen relleno, volumen, posiciones especiales, además de ciertas características con las que podría definirse al autor o los autores.

Dicen, que se trata de un grupo pequeño de artistas, o que son nada más dos los ejecutantes, por lo que podemos pensar que estos dos capitaneaban un grupo reducido, o que entre los dos se dieron a la tarea de representar ciertos rituales en estas paredes de piedra.

En muchas de las imágenes, los humanos están acompañados sobre todo por marsupiales. Entre los animales que se pueden observar están los bilbies, hoy en peligro de extinción, así como la representación conocida más antigua de un dugongo, animal similar a un manatí.

Esto quiere decir que los dibujantes tuvieron que viajar mucho para conocer estas bestias, al menos 200 kilómetros, por lo que pienso que estas personas debieron estar muy comprometidas con su trabajo artístico, porque el hecho de buscar nuevas formas vivientes para incluirlas, de cuidar la calidad del trazo y de decidir la disposición de los elementos, nos habla de alguien que ya tenía conciencia de lo que significaba la creación artística.

Lo que ahora podemos conocer, es el testimonio vivo de que la conciencia por la belleza, el arte y la creación, está desde siempre en nuestro ADN.

Por JULÉN LADRÓN DE GUEVARA
CICLORAMA@HERALDODEMEXICO.COM.MX
@JULENLDG