ROMPEOLAS

El segundo aire del COVID-19

Mientras no haya una amplia distribución de una vacuna segura, el riesgo está latente. Sobre todo, con un virus que ha demostrado que se adaptó a todo tipo de clima

OPINIÓN

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El mundo vive un déjà vu por la pandemia de COVID-19. Vuelven las restricciones a la movilidad y los toques de queda; las salas de urgencias comienzan a llenarse, los negocios cierran sus puertas, los países que habían retomado clases presenciales regresan a los niños a sus hogares. La pesadilla no termina.

El hartazgo por el aislamiento, sumado a la profunda crisis económica derivó en el retorno a las oficinas, reuniones familiares, viajes y fiestas que dieron fuerza al rebrote del coronavirus. Si pensamos que lo peor había pasado estábamos equivocados.

Mientras no haya una amplia distribución de una vacuna segura, el riesgo está latente. Sobre todo, con un virus que ha demostrado que se adaptó a todo tipo de clima y que pega con fuerza a personas con alguna comorbilidad.

Esta semana, Francia anunció toque de queda para París y otras ocho ciudades, debido a que el número de nuevos casos de COVID-19 se disparó y los hospitales comienzan a desbordarse. “Estamos en una situación preocupante”, afirmó el presidente galo Emmanuel Macron. En realidad, la situación es alarmante, pero no sólo para Francia, sino también para Reino Unido, España, Alemania, Polonia, Holanda, República Checa, Bélgica y Rusia.

Alemania impuso la mascarilla obligatoria en 15 regiones, las reuniones se limitan a un máximo de 15 personas. Desde ayer, los restaurantes y pubs en Irlanda deben cerrar por un mes y las reuniones de más de 15 personas están prohibidas. En Londres, personas que no vivan en el mismo hogar no pueden verse en lugares cerrado; España suma una semana bajo un segundo estado de alarma por el coronavirus.

Maria Van Kerkhove, responsable de la gestión de la pandemia en la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró en días pasados que la emergencia sanitaria “está lejos de haber terminado”, por lo que llamó a la población mundial a estar “mentalmente preparada”.

En el viejo continente el coronavirus es ya la quinta causa de muerte, pero podría ser pronto la causa número cuatro, debido a que el hemisferio norte del planeta se acerca al invierno, y con ello a la época de enfermedades respiratorias como influenza.

A pesar de la crecida de casos, el número de decesos está estable. Europa reporta dos o hasta tres veces más contagios que en abril pasado, pero un quinto de las muertes.

Un punto a nuestro favor en esta segunda ola es que los meses que han pasado han servido para conocer el virus y estar mejor preparados; se ha comprobado qué fármacos ayudan a combatirlo (dexametasona, corticoides y anticoagulantes) y cuales no (hidroxicloroquina y lopinavir-ritonavir); aún hay dudas sobre el remdesivir.

Por varios meses, las medidas que tomó el régimen chino a principios de año por el avance de la COVID-19 parecían extremas e innecesarias, la realidad es que el país asiático parece tener al virus domado, con test masivos ante el más mínimo brote. 

La exageración no siempre es mala y, por el momento, la mascarilla obligatoria parece la única salida. Según modelos epidemiológicos, relajar las medidas de prevención podría quintuplicar los decesos para enero. 
 

POR ALEJANDRA MARTÍNEZ

ALEJANDRA.MARTINEZ@HERALDODEMEXICO.COM.MX 

@ALEJANDRAMTZ_87