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Padre, estudiante y futbolista: él es Adán, uno de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos desde hace 10 años

El señor Bernabé, padre de Adán, lleva una década buscando a su hijo desde que desapareció el 26 de septiembre de 2014

NACIONAL

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Al ser desaparecido, Adán dejó a dos hijos. Créditos: Cuartoscuro.

Amante del deporte y del futbol, compañero del campo y la siembra y fiel amigo de su padre: así es como el señor Bernabé Abraján ha descrito a Adán Abraján de la Cruz, uno de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos desde la noche del 26 de septiembre del 2014. 

En El Heraldo de México entrevistamos a Bernabé, ese  padre de familia que como muchos otros, está a la espera de saber qué pasó con su hijo hace 10 años en Iguala, Guerrero. Hoy, a una década, movido por la fe y la esperanza le dice a Adán y a sus compañeros que “dondequiera que estén, los van a encontrar”. 

“Dondequiera que estén los vamos a encontrar a todos y que no se preocupe por los muchachos, nosotros estamos haciendo el esfuerzo de que ellos sigan estudiando. Ojalá muy pronto regrese para que los conozca cómo han crecido y que llegue con bien con su familia”. 

El rostro de los padres: ¿quién es el señor Bernabé, padre del normalista Adrán Abraján?

Bernabé es padre de tres hijos. Créditos: Facebook/Bernabe Abraján.

El señor Bernabé Abraján es el mayor de sus hermanos y desde muy pequeño ayudó a su padre en los quehaceres del campo debido a que cuando terminó la primaria se puso a trabajar. Así, desde muy temprana edad se dedicó a la siembra de alimentos como el maíz, el frijol y la calabaza. 

En su juventud, Bernabé conoció a la mujer que es su actual esposa y tuvo tres hijos: Agustina, Isabel —quien actualmente se desempeña como maestra— y Adán. Es decir, uno de los 43 normalistas desaparecidos y quien se ha convertido en el principal motor de lucha y resistencia del padre de familia.

El deporte, el campo, la Normal… ¿Quién es Adán Abraján?

Adán nació en Tixtla. Créditos: runningforayotzinapa43.

El 2 de enero de 1990 nació Adán Abraján de la Cruz en Tixtla, una ciudad ubicada en el centro del estado de Guerrero. En los primeros años de su vida se caracterizó por ser un niño muy travieso al que le gustaba participar en actividades de la escuela como los tradicionales bailables y presentaciones de canto. 

El señor Bernabé recuerda con gran emoción cómo en aquellos tiempos estaban de moda algunas canciones del grupo mexicano de cumbia “Los Ángeles Azules” que Adán solía disfrutar desde muy joven. Lo recuerda tan bien, porque aunque fue creciendo, siempre estuvieron el uno con el otro. 

“Me lo llevaba yo al campo. Nos íbamos los dos juntos. Ahí, a veces me andaba ayudando, a veces me andaba viendo, pero la compañía siempre era grata para mí como padre”. 

Conforme pasó el tiempo y Adán entró a la secundaria, la ayuda a su padre comenzó a ser mayor. Llegó el punto en el que ya se dedicaba a la siembra de maíz, frijol y toda clase de productos que cosechaba su familia convirtiéndose así, en la mano derecha de su progenitor.

“Como es el único hijo hombre que tengo, para mí, siempre lo tengo en el corazón y siempre lo voy a seguir queriendo”. 

Sin embargo, además de seguir los pasos de su papá, una de las pasiones de Adán era el deporte. Bernabé cuenta que lo que más practicaba era el fútbol y que de hecho, ingresó a jugar en un equipo del barrio con el que de la mano de sus compañeros obtuvo varios triunfos con el balón. Pero, también llegó el momento de formar una familia. 

Adán había iniciado la preparatoria cuando conoció a su pareja con quien tuvo dos hijos. Actualmente, el mayor de nombre José Ángel está a punto de cumplir 18 años y se encuentra cercano a concluir su bachillerato. Mientras tanto,  la pequeña está próxima a los 13 años y va a la secundaria con el sueño de terminar una carrera. 

“Les digo que le echen ganas a sus estudios, el bien es para ellos. Nosotros ya vamos para abajo. Siguen estudiando ellos y pues espero que ojalá pueda ver más o menos cuando inicien su carrera”. 

Y es que el sueño de estudiar que ahora tienen sus hijos, también lo tuvo Adán. De acuerdo con Bernabé, dos años después de que se convirtió en padre, el joven terminó la preparatoria abierta y luego ingresó a la Normal Rural Raúl Isidro Burgos sin saber qué pasaría después. 

Adán desapareció a los 24 años. Créditos: X/@DoceDeagosto12.

La desaparición de los 43 normalistas no se llevó los recuerdos de sus seres queridos

Con una ternura que se alcanza a percibir a través de la llamada telefónica, el señor Bernabé cuenta cómo es que Adán llegó a ser uno de sus mayores cómplices. En este sentido, cuando fue desaparecido en el año 2014, el padre de familia vivió un cambio radical que le hizo vivir en los recuerdos. 

Bernabé recuerda a su hijo mientras está en el campo o al momento en el que se llega a encontrar con los amigos del joven. Aún así, hay fechas en las que Adán está más presente. Una de ellas son los cumpleaños y las reuniones familiares que se hacían para estar juntos, todos. 

Entre lágrimas y con la voz entrecortada, el señor Bernabé comparte que el 2 de enero, el cumpleaños de Adán, es el día en que más lo piensa. Y es que como muchas otras familias, el padre solía pasar el inicio de cada año en compañía de las personas que más quiere, pero eso no se ha podido hacer desde hace 10 largos años en los que el silencio de la ausencia sigue pesando.

“Enero creo que es cuando debe estar uno más con la familia. El día 1 de enero, el 2 que es su cumpleaños y pues, son los recuerdos que más tenemos. Ahorita seguimos recordándolo y esperemos que algún día podamos saber antes de que llegue su cumpleaños”. 

“Ya no somos los mismos de antes": la desaparición de los 43 normalistas cambió la vida de familias enteras

La desaparición cambió la vida de familias enteras. Créditos: Cuartoscuro. 

Después de la noche del 26 de septiembre del año 2014, la vida del señor Bernabé y su familia no volvió a ser como antes. La desaparición de Adán y la lucha por encontrarlo, lo orillaron a dejar de trabajar en el campo para dedicarse a la búsqueda de su ser amado. 

La salud de Bernabé y la de los suyos también se ha visto afectada por la incertidumbre que han tenido a lo largo de una década sin respuestas. Esa misma situación ha provocado que haya menos convivencia familiar y con la sociedad en general, debido al dolor que  causa el no saber de los jóvenes. 

“Nos ha cambiado la vida, no somos los mismos, ya no convivimos con la sociedad, porque nada más está uno pensando en nuestros hijos, los 43. Hoy en día, a todos esos jóvenes los veo como hijos, porque son parte de la familia porque a través de lo que pasó, fueron atacados como mi hijo”. 

A 10 años de la noche de Iguala; los padres siguen exigiendo la presentación con vida de los jóvenes

Los padres siguen exigiendo verdad y justicia. Créditos: Cuartoscuro/archivo. 

Ha pasado una década desde que Adán y sus compañeros no regresaron a su hogar. A lo largo de esos 10 años, sus madres y padres siguen sin tener certeza de qué fue lo que ocurrió la noche del 26 de septiembre del 2014 que hizo que no volvieran a ver a sus hijos. 

Precisamente ante la falta de verdad, Bernabé señala que las exigencias siguen siendo las mismas: que las autoridades del país no dejen de buscar a los 43 y continúen con las investigaciones para dar con los presuntos implicados en la noche de Iguala, Guerrero.  

“Como padres vamos a seguir exigiendo la presentación con vida de nuestros hijos hasta que Dios nos dé, porque desgraciadamente la vida no la tenemos comprada. Ahorita estamos bien, mañana no sabemos, pero mientras vivamos, vamos a seguir adelante”. 

El señor Bernabé junto con los familiares de los otros 42 normalistas sigue a la espera de la verdad y la justicia. A una década de los hechos continúa pidiendo que las autoridades den a conocer todos los documentos que podrían ayudar a saber qué fue lo que pasó con los estudiantes y se investigue a profundidad sin que haya personas inocentes detenidas.  

“Nosotros vamos a seguir exigiendo la presentación con vida de los 43 a través del apoyo de la sociedad, para hacer un cambio, porque es algo que pasó y sigue pasando”. 

Este 2024 se cumplen 10 años desde la noche de Iguala y aunque el tiempo sigue corriendo, Bernabé y las demás familias no se rinden.  Las madres y los padres siguen con la esperanza del reencuentro, esa misma esperanza que existe en cada persona que tiene a un ser amado desaparecido y que los motiva a gritar a los cuatro vientos: vivos se los llevaron, vivos los queremos. 

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