Los sismos se han convertido en un fenómeno de gran interés entre los mexicanos, principalmente por la frecuencia con la que los vivimos. No sobra mencionar que han formado parte de nuestra historia, al tomar en cuenta los hechos ocurridos durante 1985 y 2017, que además de haber dejado efectos devastadores, obligaron al país a implementar mayores medidas de prevención y, a su vez, generó mayor conciencia sobre los verdaderos riesgos de los desastres naturales.
La doctora Hortencia Flores, geofísica de la Universidad Autónoma de México, es una de las investigadoras que se dedica a estudiar estos sucesos, derivado de sus trabajos de geotermia en Europa. Sus trabajos iniciaron en México, pero se aventuró a continuar con el tema en Alemania, en donde analiza el comportamiento sísmico con especial atención a los siniestros de magnitud negativa. Este término puede que resulte nuevo para varios lectores, incluso si se han familiarizado sobre el tema durante los últimos años.
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¿Qué son los sismos de magnitud negativa?
Esto se debe a que los sismos de magnitud negativa no atraen la atención como los terremotos o sucesos de mayor intensidad. Pero, ¿a qué se refieren los geofísicos con la magnitud negativa?
Flores explica en entrevista para El Heraldo de México que estos fenómenos ocurren cuando los sismógrafos detectan intensidades considerablemente pequeñas. Un hecho que anteriormente no era posible con la tecnología de otrora.
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“Los instrumentos con los que medimos los sismos son cada vez más sensibles, son como los celulares, es lo mismo con los instrumentos con los que medimos la magnitud de los sismos. Ahora podemos registrar sismos muy chiquitos que antes no podíamos registrar, entonces la manera en la que se calcula la magnitud de un sismo es qué tan grande es la medida, entonces podemos saber qué tan grande es el sismo”.
Explicó que el avance de los sismógrafos han permitido estos registros, los sismo de magnitud negativa realmente son sismos sumamente pequeños, al punto que incluso los seres humanos son incapaces de percibirlos.
Hortencia mencionó que los sismos negativos ocurren en cualquier parte del mundo en donde surjan movimientos telúricos. Por ejemplo, en Alemania los temblores de gran potencia no son ordinarios, hecho por el cual cuando suceden, pese a que sean de magnitudes reducidas, pueden alarmar a la población alemana.
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“No hay manera que los humanos lo sintamos”, aclaró Hortencia Flores.
En México, estos seísmos suceden todo el tiempo. En tan solo el pasado viernes 5 de julio, el Servicio Sismológico Nacional registró más de 10 sismos con magnitudes inferiores a 4.0 sobre la escala Richter.
“En las distintas fallas siempre se está acomodando, sobre todo en la costa del Pacífico, algunos sismólogos decimos que es mejor que se mueva poco a poco, a que se quede quieto y de repente venga uno más fuerte”, explicó.
Alemania estudia los sismo para encontrar fuentes de energía renovables
La geotermia consiste en captar pozos de agua caliente para extraer energía. La labor de Hortencia consiste en analizar cómo se comportan las ondas del suelo para definir la estructura bajo tierra y poder identificar los sitios ideales donde se deben instalar los pozos y las plantas geotérmicas.
De este modo, se utiliza el calor interno de la tierra para generar energía, ya sea eléctrica o de calefacción, una necesidad en el país europeo debido a sus gélidas temperaturas.
La expera en geofística explicó que se requieren de dos pozos para captar los yacimientos, , uno se utiliza para extraer el agua caliente por medio de una planta. En el segundo pozo, se reinyecta el agua fría, aproximadamente a dos mil metros de profundidad, para volver a utilizarla una vez que se recaliente, lo que se convierte en una fuente de energía renovable.
Para Hortencia, los principales avances entre el monitoreo de México y Alemania consiste en
¿Desde cuándo el ser humano es capaz de registrar los sismos?
Uno de los primeros intentos del ser humano para registrar un sismo se remontan hace más de cuatro mil años. La historia, difundida por la maestra Caridad Cárdenas, ingeniera en Geofísica de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, toma lugar en China, entre el año 78 y 139 .C.
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En aquel entonces, Zhang Heng, científico y político de la dinastía Han, inventó el primer dispositivo para detectar un sismo. Su invención estaba conformada por un jarrón con ocho cabezas de dragón, posicionados hacia los puntos cardinales mientras cargaban una pelota.
Cuando se mueve la tierra, las pelotas caían en una rana de metal e indicaba la dirección hacia donde había ocurrido el sismo. Desde aquel entonces los sismoscopios podían captar un temblor con respetable exactitud. No obstante, los académicos de aquel entonces carecían de una explicación científica sobre tales fenómenos. Hoy en día, los avances tecnológicos han permitido diseñar sismógrafos más sensibles que nos permiten prevenir
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