El estrés es identificado como un malestar que aqueja a todas las personas en diferentes grados; sin embargo, de acuerdo con el IMSS, en altas concentraciones puede atraer otros problemas como músculos contraídos, dolor de cabeza, problemas de espalda o cuello, malestar estomacal o fatiga.
Asimismo, se asocia este padecimiento generalmente con la población adulta o adulta mayor, pero los menores también están expuestos a estos procesos, por lo que la revista UNAM Global exploró lo que se puede hacer en relación al estrés infantil.
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Cómo se manifiesta el estrés en niños
De acuerdo con la profesora Karla Cervantes, de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), existe (a groso modo) el estrés positivo y el negativo. El primero, conforme a lo relatado por la académica, es cuando tiene el efecto de mantener alerta a quien lo manifiesta, pero puede ser negativo si se mantiene de manera constante.
"En los niños es positivo, por ejemplo, cuando se dan cuenta de que se les olvidó una cartulina que debían llevar a la escuela, o cuando deben asistir al entrenamiento y se les hace tarde; en estos casos, el estrés hace que el niño se active para solucionar el problema", declaró en entrevista.
Sin embargo, también se puede manifestar como estrés negativo cuando se presenta de manera constante y con ansiedad, lo cual provoca intranquilidad en el menor, lo que atrae problemas a su vida cotidiana.
¿Qué causa el estrés negativo en niños?
Algunos elementos o factores externos a la injerencia del menor pueden tener como consecuencia la ansiedad característica del estrés negativo. Dichos factores pueden ser identificados como;
- Acoso escolar
- Falta de amigos
- Cambios significativos en su vida o rutina (sus papás se están divorciando, cambio de escuela o casa, llegada de un hermano)
- Cambios físicos o corporales
- Problemas económicos en su familia
- Problemas familiares (violencia familiar)
- Eventos cercanos que provocan miedo (una operación, una enfermedad, vivir en un clima de violencia)
Cómo detectar el estrés en niños
Si existen estos factores (u otros) la niña o el niño puede manifestar estrés interiorizando sus problemas o exteriorizándolos. Al respecto, la académica señaló que se puede detectar si el menor está muy distraído o muy callado, ya sea porque está pensando en lo que lo estresa o se inhibe con facilidad, algo que no es normal en un menor.
En caso de que lo exteriorice, muestran rasgos como la irritación: se enojan fácilmente, se pelean (ya sea con hermanos, maestros o con los padres). "El niño incluso puede sentirse agredido en una situación tan normal como cuando el papá le pide que acomode su mochila", abundó la especialista. Otros síntomas fáciles de detectar son:
- Dificultades para dormir
- Fatiga
- Dolores de cabeza frecuentes
- Morderse las uñas, enroscarse el pelo o mover la pierna de forma compulsiva
- Dificultad para concentrarse
- Apatía, pasividad, tristeza
- Bajo rendimiento escolar
- Regresiones a etapas que ya había superado (chuparse el dedo, por ejemplo)
Cómo ayudar a un niño con estrés
Finalmente, para ayudar al menor, la maestra Cervantes sugirió cuatro consejos:
- Orientarlo para buscar soluciones. Es usual que los padres regañen a sus hijos, pero es mejor ayudarles a buscar alternativas.
- No desestimar sus problemas. A veces, cuando los pequeños cuentan sus problemas, se interpretan como algo sin importancia y no debe ser así.
- Involucrarse con el menor. Es importante saber si está bien, si necesita algo y pasar tiempo con él. El niño debe saber que cuenta con mamá y papá.
- Alinear expectativas. No exigir de más a los niños. A veces, falta que desarrollen ciertas habilidades para realizar ciertas tareas. Hay que respetar su proceso.