SOLIDARIDAD Y EMPATÍA EN LA CEDA

"El objetivo es traer a mi familia": migrantes haitianos descartan el sueño americano, buscan quedarse en México

Pese a las barreras del idioma o la cultura, las y los trabajadores de la Central de Abasto desean que los migrantes se sientan arropados e integrados al sector comercial

NACIONAL

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Jean busca rehacer su vida en México trabajando en la CEDA de IztapalapaCréditos: Cynthia Benítez

Jean Lucson tiene 42 años, es bachiller en estudios económicos y vive en la alcaldía Iztapalapa. Solo, con una sonrisa en el rostro, que es tapada por un cubrebocas y una cofia que utiliza para el trabajo, camina sobre el corredor I-J hacia los locales 166 y 168 de la Central de Abasto (CEDA). Va a reunirse con sus compañeros de "Nutricarnes" que todos los días desde las 8 de la mañana despachan a miles de clientes que buscan la mejor opción de carne de res, pollo y cerdo. 

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Él es migrante y labora en el centro de distribución más grande de la República Mexicana, a donde llegó por comentarios y recomendaciones de compañeros que al igual que él, buscan un sustento económico mientras se define su situación migratoria. Los altos niveles de violencia y la inestabilidad política fueron algunos de los factores para que Jean abandonara su país de origen. 

El negocio se encuentra ubicado sobre el corredor I-J hacia los locales 166 y 168 
Foto: Cynthia Benítez 

"Yo era agente de créditos, pero ahora estoy aprendiendo sobre el negocio de la carne. Tengo a mi esposa y a mis dos hijos en Haití, a ellos les envío los ingresos que obtengo con este trabajo. El objetivo es traerlos a todos para México, para que juntos podamos rehacer nuestra vida", comparte Jean en entrevista con El Heraldo Digital 

Al igual que Jean, Widolph Saint Jean, también se gana la vida al oriente de la Ciudad de México. Él lo hace en el sector de Abarrotes, donde se dedica a la venta de nuez traída desde el estado de Hidalgo. Su sueño es el mismo: volver a comenzar un proyecto de vida, junto a sus seres queridos, en la capital mexicana. 

Jean es asistente general en la CEDA de Iztapalapa 
Foto: Cynthia Benítez

La travesía para llegar a la CEDA desde Centroamérica 

La Central de Abasto, ubicada sobre Canal Río Churubusco, tiene una superficie de 327 hectáreas y todos los días recibe en promedio medio millón de visitantes. Entre sus filas se encuentran más de 90 mil trabajadores y uno de ellos es Jean, quien hace 5 meses abandonó Puerto Príncipe, en Haití, para emprender una travesía por Guatemala, El Salvador, Nicaragua y México; un trayecto de más de 6 mil kilómetros realizado en autobús y en largas caminatas. 

La Central de Abasto recibe medio millón de visitantes al día 
Foto: Cynthia Benítez 

No es fácil abrirse paso entre negocios, clientes, comerciantes, diableros, trabajadores cargando bultos, cajas, más diableros, músicos callejeros, extranjeros y policías. Pero Jean no tiene otra alternativa. Es el único camino que conoce hacia su trabajo como asistente general. 

Jean rebana el recorte para hacer carne molida para la venta 
Foto: Cynthia Benítez 

Jean continúa con su camino mientras esquiva los obstáculos que le salen al paso. Hasta que ingresa por una pequeña puerta, agachado, al negocio especializado en carne, donde finalmente se coloca en el área de rebanado, no es grande, apenas cuatro por cuatro, para preparar con lo que se conoce como "recorte", la carne molida que sale a la venta. 

Las barreras del idioma se rompen durante el trabajo en la Central 

Frente a él, arriba de una tarima y coordinando un equipo de al menos 10 trabajadores, se encuentra un hombre con más de 26 años de experiencia en la Central de Abasto, José Juan Blanco, quien asegura que la apertura de trabajo para los migrantes va más por el lado humanitario.

Debajo de la cofia y el cubrebocas se encuentra Jean, asistente general en la CEDA
Foto: Cynthia Benítez 

"Queremos que tenga una mejor calidad de vida y que tenga un ingreso para sostenerse. A Jean lo estamos capacitando para que poco a poco conozca el negocio de la carne y pueda desenvolverse mejor. Lo difícil ha sido el idioma, él sabe poco español entonces nos damos a entender con señas o imágenes", comparte José Juan a El Heraldo Digital 

José Juan Blanco, con más de 25 años de experiencia en la CEDA, busca que los migrantes se sientan arropados e integrados al sector comercial
Foto: Cynthia Benítez 

Mientras el equipo de pollos se encuentra aplanando las pechugas de la venta diaria, José Juan nos revela que el reflejo de Jean es también el de amigos y familiares que deciden cruzar hacia Estados Unidos. — Nos damos una idea de lo que viven los mexicanos allá, y de lo difícil que es llegar a un lugar y no tener nada, no conocer a nadie — concluye. 

De acuerdo con cifras de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), con fecha de corte del mes de enero, 8 mil 413 personas han solicitado la condición de refugiado en el país. Los principales interesados en el trámite pertenecen a las siguientes nacionalidades: Honduras con 3 mil 213, Cuba con 2 mil 352, Haití con 996, Guatemala con 525 y El Salvador con 493. 

Jean es uno de los 90 mil trabajadores que existen en la CEDA 
Foto: Cynthia Benítez 

Un ejemplo de solidaridad y empatía en Iztapalapa

La garganta comienza a picar y la tosedera se empieza a escuchar entre los visitantes cuando poco a poco te acercas a la sección de Abarrotes de la CEDA, donde también se destaca la venta de chiles, semillas y dulces. Aquí, en la Bodega B16 se encuentra "El Hidalguense", Procesadora y Comercializadora de Nueces, encabezada por la Sra. Patricia Hernández, quien tiene entre sus filas a 4 trabajadores migrantes. 

Uno de ellos es Widolph Saint Jean, haitiano de 34 años que hace 4 meses abandonó su país con el objetivo de tener una mejor calidad de vida y enviar dinero a su esposa e hijo. Al igual que Jean, tuvo que partir por los niveles de violencia y la falta de empleo derivado de la crisis política. 

Patricia Hernández al frente de su negocio "El Hidalguense" en el sector de Abarrotes 
Foto: Alfonso Sotelo / Heraldo Digital

Las jornadas de Widolph comienzan desde las 5 de la mañana que se levanta para desayunar, preparar sus cosas e iniciar su turno desde las 07:00 hasta las 17:00 horas que cierra el establecimiento. Se desarrolla como ayudante general, realizando labores de limpieza y labores de venta. "Mi tarea es convencer a los clientes que tenemos el mejor producto, que se lo lleven, que haya ventas", comparte. 

"Deseo que en México nos olvidemos del racismo y abramos la mente a la empatía y la solidaridad, son buenos chicos y trabajadores. Yo sé que el panorama para los migrantes es complicado, ya que un día los ves y al otro deciden partir. Así que aquí tratamos que se sientan tranquilos, felices y contentos", declaró Patricia Hernández para El Heraldo Digital 

CEDA, un caso de integración multicultural 

Elena Sánchez Montijano, del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), explica en su artículo "El modelo de integración de migrantes en México: conviviendo entre dos realidades" que los fenómenos que ocurren en mercados o tianguis de la capital se debe entender desde el modelo multicultural que parte de aceptar la diversidad que existe entre los distintos colectivos y garantizarla en el marco social. 

Se busca integrar a todos los migrantes en las mismas condiciones sin importar las características individuales o de grupo. El modelo, señala la investigadora, solo obliga a la población migrante a aceptar un mínimo común de valores o principios que regirán la interacción entre todos. Bajo este modelo, los migrantes mantienen su diversidad mientras al mismo tiempo interactúan con una sociedad de acogida que está abierta a las diferencias. 

La CEDA es el centro de distribución más grande de la República 
Foto: Cynthia Benítez 

Widolph reconoce que México es un país de contrastes y que el ritmo de vida es bastante rápido. Le agrada que los mismos trabajadores de la CEDA le abran espacios para trabajar ya que su objetivo a largo plazo es establecerse en tierra azteca y poder traer a su familia. Sabe que como todo país, se ha topado con actos de racismo, sin embargo, reconoce que la CEDA lo empodera y lo hace formar parte de una comunidad. 

La CEDA es uno de los recintos de mayoreo y menudeo de la CDMX
Foto: Cynthia Benítez 

Poco a poco, Widolph y Jean se van perdiendo entre los cientos de clientes que se acercan a comprar en sus respectivos negocios. Ambos prometen que seguirán trabajando en la CEDA, sin embargo no hay nada concreto para el futuro, podrán florecer o tendrán que seguir con su camino.