El cambio climático sigue siendo una emergencia global que tiene diferentes manifestaciones en todas las latitudes. En México, como en muchas partes del mundo, se expresa con temperaturas elevadas en periodos que deberían ser fríos. Por ejemplo, en el hemisferio norte el invierno termina el 21 de marzo y en la segunda semana de febrero ya se esperan temperaturas que rondan los 30 grados Celsius.
En la antesala de una primavera y verano sumamente calurosos, es común que se presenten golpes de calor entre la población, por lo que los instrumentos del Estado como la Secretaría de Salud (SSa) e instituciones internacionales como la Organización Panamericana de la Salud (OPS) mantienen canales de comunicación públicos para que las personas puedan saber de qué se trata, cómo identificarlos y cómo tratarlos.
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¿Qué es un golpe de calor?
De acuerdo con la OPS, los impactos negativos en la salud humana producidos por las olas de clamor son prevenibles a través de las acciones de salud pública, por lo que exhortan a los diferentes ministerios de Salud a actuar en razón de esto.
Por su cuenta, la SSa señala que el golpe de calor es uno de los daños a la salud que se presenta en las personas que están expuestas a las altas temperaturas ambientales por un tiempo prolongado, lo cual puede desencadenar diferentes afectaciones como desorientación o fatiga y, de no ser atendidos a tiempo, en poblaciones vulnerables, puede ocasionar la muerte.
En consecuencia, la dependencia federal informa a la población las principales características previas a la presentación del golpe de calor, ello para que la posible víctima de esta afectación pueda establecer un plan de hidratación adecuado y reducir su temperatura corporal. El golpe de calor se puede prevenir si se detecta:
- Piel caliente y seca pero no sudorosa
- Confusión, mareos o pérdida del conocimiento.
- Vómitos frecuentes.
- Falta de aire o problemas para respirar.
- Sudoración excesiva al principio y luego falta de ella.
- Fiebre mayor a los 39.4 grados Celsius.
De acuerdo con la autoridad sanitaria, el organismo humano funciona a 37 grados Celsius y es bastante sensible a las variaciones externas, para ello, dispone de mecanismos que regulan su temperatura (como el sudor), distribuyen el calor mediante la sangre y lo expulsa hacia el exterior, por lo que cualquier condición que afecte el ‘termómetro interno’, puede tener consecuencias a la salud.
Cuando existe un golpe de calor los mecanismos reguladores de la temperatura corporal dejan de funcionar, por lo que el cuerpo se calienta rápidamente y, en consecuencia, se comienza a perder líquidos, lo cual eleva la probabilidad de padecer algún daño neurológico o, incluso, perecer.
Poblaciones vulnerables
Como ya se mencionó, existen grupos de personas particularmente susceptibles a las altas temperaturas. La SSa señala que las personas mayores a 60 años y los niños de cinco años o menos son las que más fácilmente pueden manifestar este tipo de problemas.
Asimismo, la Secretaría advierte que los turistas cuyo país de origen es de temperaturas frías, al exponerse a temperaturas elevadas, podrían padecer golpes de calor, por lo que recomiendan adoptar medidas preventivas y emergentes cuando se presenten los primeros síntomas.
Cómo evitar el golpe de calor
- Evitar realizar ejercicio o actividad intensa entre las 11:00 a 15:00 horas al aire libre
- Las personas mayores deben permanecer en casa durante estas horas.
- No es conveniente quitarse la camisa si siente calor y está al sol, ya que el tejido de la prenda retiene humedad en el cuerpo.
- Nunca realizar deporte o caminatas extremas estando solo, siempre hacerlo al menos con alguien más.
- No exponerse demasiado al sol durante los primeros días que nos enfrentemos a altas temperaturas.
- Beber muchos líquidos aunque no se sienta sed, por lo menos 2 litros de agua diarios.
- Vestir ropa ligera, clara y de algodón que permitan la transpiración
- Aclimatarse gradualmente al calor.
- Consumir comida ligera y fresca, de ser posible alimentos vegetales naturales crudos (ensaladas, frutas y verduras).
- No permanecer en vehículos estacionados o cerrados.
Cómo atender el golpe de calor
En caso de que ya se presente el golpe de calor, lo primero y más importante es llevar al paciente a un lugar fresco, acostarlo y ponerle los pies en alto. Después llamar a urgencias y, mientras espera la ayuda:
- Quitar la ropa del paciente e intentar disminuir la temperatura corporal colocando tela mojada o hielo en las axilas o ingles.
- Si es posible, mover a la persona afectada a zonas con aire acondicionado o ventilador.
- Si la persona tiene una temperatura superior a 40 grados Celsius, bañarla con agua fría hasta alcanzar los 38 grados, en ese momento se debe dejar de aplicar frío para evitar posibles hipotermias.
- Controlar cada 15 minutos la temperatura, en el caso que se incremente, someterla a tratamientos más fríos.