El caso del presunto asaltante que murió tras ser prensado con la camioneta de una pareja a la que intentó robar en calles de la alcaldía Iztapalapa dio un nuevo giro con los primeros resultados de las indagatorias.
La Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México informó que fue un hombre de 29 años de edad, y no una mujer como se dijo en un principio, quien arrolló a los presuntos criminales, quienes minutos antes los habían asaltado.
“Luego de las primeras indagatorias se pudo establecer que quien manejaba la camioneta era un hombre, que viajaba con una mujer como acompañante. El conductor de la camioneta y el operador del autobús del servicio público de pasajeros fueron puestos a disposición del Ministerio Público.
“Según declaraciones asentadas en la carpeta de investigación, los ocupantes de la camioneta señalaron que previo al hecho de tránsito, fueron víctimas de un robo con violencia, por parte de dos personas que viajaban en la motocicleta”, señaló la dependencia.
¿Qué sucedió en Apatlaco?
El pasado 2 de octubre, una pareja arrolló a dos presuntos asaltantes quienes minutos antes les habrían despojado de sus pertenencias, mientras circulaban por la Calzada de La Viga, en Iztapalapa.
El conductor de la camioneta, presunta víctima del atraco, prensó a uno de los asaltantes en contra de un camión del transporte público, por lo que éste murió de forma instantánea. Su cómplice huyó del lugar.
¿Qué pasará con el conductor?
De acuerdo con abogados expertos, el conductor de la camioneta puede enfrentarse a una de las tres situaciones legales siguientes:
- Legítima defensa. Según el Código Penal, es cuando se defiende la integridad de los derechos propios. En este caso, se absuelve de la causa penal.
- Exceso de legítima defensa. El Código Penal indica que sucede cuando, después de responder a una agresión, se continúa con una acción violenta que va más allá de la legítima defensa. En esta se impone la pena del delito culposo.
- Homicidio culposo. Se considera así cuando la muerte es resultado de un acto negligente y no existe un deseo de provocarla. Puede ser condenado hasta a 4 años de prisión.
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