Ignacio “Nacho” Páez Soto trabajó para dos de los narcotraficantes en su momento más buscados tanto por las autoridades de México como de Estados Unidos, quienes ahora pagan su condena en la cárcel: “El Chapo” Guzmán y Rafael Caro Quintero, líderes y fundadores de cárteles que hoy en día siguen operando.
Nacho Paéz quien también era conocido como “Nachillo” o “El Tío” fue arrestado en 2016 donde recibió una sentencia de 20 años en prisión; sin embargo, se desconoce el día que fue liberado y siguió dentro del crimen organizado donde escaló y fue uno de los operadores del Guzmán Loera como jefe de plaza.
Sigue leyendo:
Jesús Constanzo, el narco de EU que vino a México a sacrificar personas y rendir tributo a Satanás
Los campesinos que desafiaron al jefe narco “El Payaso”, y dejaron de ser extorsionados
“Nachillo” Paéz fue condenado cuando “El Chapo” fue capturado
“Nachillo” había sido arrestado y sentenciado por delitos contra la salud, y desde entonces ya era identificado como el jefe de plaza en los municipios de Sonora de Pitiquito, Caborca, Altar y Sásabe, lugares desde donde reportaba directamente a Joaquín Guzmán “El Chapo”, quien una semana después de su última captura, su lugarteniente fue condenado.
Ya en libertad y tras el arresto definitivo del “Chapo”, “Nachillo” reorganizó a su grupo armado y aunque siguió con el cártel de Sinaloa ahora estaba del lado de Ismael “El Mayo” Zambada quien tuvo una pugna por el control de la organización criminal con los hijos de su antiguo socio fundador conocidos como Los Chapitos.
Así, “Nachillo” volvió como jefe de plaza en Sonora y lo hacía desde La Jojoba, Los Pocitos, Los Ángeles, El Soñic, San Fernando y El Cobre, sitios donde además extorsionaba a taxistas y a polleros. El jefe narco tuvo conflictos familiares por la toma del poder con su primo Fernando Sánchez Páez, alias “Luisillo” con quien se enfrentó cuando Paéz Soto tomó el lugar de su hermano Octavio al ser asesinado en 2004.
Pero en diciembre de 2020, Ignacio “Nacho” Páez Soto fue sorprendido por hombres armados presuntamente a las órdenes de Los Chapitos, con los que el narco había trabajado incluso con su padre, pero al ir al bando de Zambada García, los herederos de Guzmán lo habrían mandado a matar.
Así sucedió cuando el capo estaba en compañía de su pareja sentimental y de su hija de 8 meses de edad, estaban dentro de su vehículo estacionado en un Oxxo, cuando un comando abrió fuego contra la familia. En el lugar quedaron al menos 50 casquillos de balas y el cuerpo sin vida de Ignacio “Nacho” Páez Soto. Su hija resultó con algunas lesiones y su madre con una crisis nerviosa.