TAUROMAQUIA

Diego Silveti: viva a la fiesta brava

El matador de toros mexicano añora el regreso de la actividad taurina en la Plaza México

NACIONAL

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Tras 623 días de espera, la Plaza México fue un volcán este domingoCréditos: Guillermo O’Gam

El matador mexicano, Diego Silveti, protagonista ayer de la primera corrida del serial Regresan los toros, en la Plaza México, tras la suspensión que fue objeto la tauromaquia por casi dos años, afirmó que la afición gritó libertad.

Desde que se partió plaza ante un impresionante lleno en El Coso de Insurgentes, el diestro reconoció que nunca antes escuchó un grito de olé, bajo las notas del pasodoble Cielo Andaluz, como el de ayer, durante la tarde de la reapertura.

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Créditos: GUILLERMO O'GAM

“Se me enchinó la piel, el grito de libertad que teníamos todos en el pecho guardado desde hace dos años. Me da mucho gusto ver la gente así, y tenemos fiesta brava para rato”, dijo Silveti, a El Heraldo de México, desde el callejón del coso.

El hijo de la figura del toreo, David Silveti, afirmó que ayer dio todo por conseguir el triunfo. Sin embargo, reconoció que no contó con la colaboración del encierro del hierro de Tequisquiapan, del ganadero Fernando de la Mora.

“Me voy tranquilo al cuarto de hotel. Estuve con muchas ganas, con momentos buenos. Fue una lástima que mis oponentes no me dejaron expresar un poco más para que pudiera disfrutar del toreo, y hacer  que este público vibrara. 

“Maté bien al primer toro, y tuve petición de oreja, y con el segundo fue una pena el pinchazo si no le hubiera cortado una oreja. Me voy con la cabeza en alto, y queda mucho de Diego Silveti”, finalizó el torero, tras su actuación en la Plaza México. 

Colma afición taurina

Pese a que la corrida de toros, que ayer llenó de bote en bote El Coso de Insurgentes, comenzó 15 minutos después de la hora programada (16:30), el primer olé al unísono bajo las notas del pasodoble Cielo Andaluz fue descomunal.

Retumbaron los cimientos, se enchinó la piel. Ese grito monumental nunca antes se había escuchado.

Los tres toreros Joselito Adame, Diego Silveti, y el peruano Roca Rey, coincidieron en vestir la seda y oro, en distintos tonos en verde: los de la esperanza de torear en La México. 

El hidrocálido enfrentó al primero de la tarde, de nombre Aceituno, del hierro de Tequisquiapan, del ganadero Fernando de la Mora.

Lo recibió con un farol de rodillas, y luego de pie, toreó a la verónica. Tras el quite por gaoneras, se fue al centro del ruedo para brindar hasta el último aficionado ubicado hasta el monumental reloj.

Su faena fue de menos a más, con un toro que comenzó a embestir con la cara arriba y terminó humillando, al seguir la tela roja.

Templó y mandó. Sin embargo, falló a la hora de hacer la suerte suprema, y perdió las dos orejas. 

Con su segundo, Adame volvió a pinchar, y se le escapó un trofeo.

Silveti, también pudo cortar la oreja de su primero, que tuvo ligera petición de oreja, que no concedió el juez de plaza, Gilberto Ruiz Torres. Con el quinto, Diego apretó el acelerador, pero de nueva cuenta perdió la opción de un trofeo.

Roca Rey enfrentó el lote más deslucido. Pitos, y se fue abroncado tras escuchar los tres avisos. 

srgc