HISTORIAS DEL NARCO

“La Contadora”, la mamá adolescente que llevó las finanzas de Los Zetas y vivió un infierno pero con los "marinos"

"Cecilia aseguró que lo que más duele y trauma fue el acoso sexual que sufrió más que las golpizas que le dieron

NACIONAL

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"La Contadora" aseguró que fue injustamente encarcelada ya que jamas mató a nadie con Los Zetas.Créditos: Pixabay / Ilustrativa

Cecilia” quedó embarazada a los 15 años, y dos años después se separó del padre de su hija; sin embargo, siempre quiso que nunca le faltara nada a su familia acostumbrada a vivir “bien”. Entonces la joven mamá se unió a las filas del cártel de Los Zetas -formado por ex militares liderados por “El Lazca”-, pero realizando tareas desde “el escritorio” como la principal responsable de las finanzas del grupo delictivo.

La adolescente era buena con los números, aseguró por lo que aprovechó su talento para ayudar a eficientizar los activos de Los Zetas. Cecilia recordó que su primer día de trabajo llegó a una casa de seguridad y a diferencia de las mujeres que estaban dentro de la organización criminal que aprovechaban para drogarse o emborracharse, para ella su prioridad fue su hija y siempre llegaba a tiempo para estar en su compañía.

"El Lazca" fue uno de los fundadores de Los Zetas. Foto: Archivo

Los beneficios de “La Contadora” con Los Zetas

Apenas cumplió 20 años, y fue claro con su contacto que la metió al cártel, ya que él era uno de los contadores en la plaza de Nuevo León. "Aprendo rápido, soy buena para los números, pero no me gusta que me manden, me gusta llevar el mando". Una vez dentro, la ahora “Contadora” podía empezar a trabajar a cualquier hora del día, dijo en entrevista para Vice.

“La Contadora” trabaja en una casa de seguridad en Saltillo, Coahuila, pero llevaba la contabilidad de las ventas de droga en Monterrey. Entre sus tareas se encargaba de administrar la “nómina” para pagar a los policías que los mantenían informados y los dejaban operar, y en algunas ocasiones llegó a organizar los ingresos por los cobros de piso.

Según recordó Cecilia, a la semana manejaban alrededor de 11 millones de pesos. Su sueldo era de 20 mil pesos mensuales más dos mil pesos extras como viáticos. “La mayor parte del tiempo tenía una vida normal junto a mi hija y mis papás, y a veces vivía en un departamento que me había dado la organización”, resaltó.

La mujeres de Los Zetas solían consumir las drogas a diferencia de "Cecilia" que prefería ir con su hija. Foto: Archivo / Ilustrativa

Cecilia, quien fue entrevistada en una cárcel de Baja California, enfatizó que su trabajo dentro de Los Zetas fue estrictamente como contadora, y jamás participó en algún homicidio, acotó. “En ese sentido no le hice un daño (sic) a la sociedad. Yo no merezco estar aquí”, indicó antes de contar cómo fue su detención a cargo de soldados de la Marina.

El infierno que “La Contadora” vivió por el narco

“Una noche me fui con mis amigas en taxi de Monterrey a Saltillo a una casa de seguridad. Había DJs, cerveza y ceniceros con cocaína. La estábamos pasando bien cuando llegaron los marinos. Se supone que llegaron por una denuncia anónima. Así justifican entrar rompiendo todo a las casas para poder golpear, violar y torturar”, expresó “La Contadora”

"’¡Órale, hijos de su ****, ya les cargó la ****!’, dijeron los marinos apuntándonos”, señaló la mujer. "¿Son Zetas o son Golfos? Si son Golfos se podrán ir. Pero son Zetas, son mugrosos, ya m*****, c*****", dijo otro marino, recordó la mujer, quien afirmó que después la amarraron las manos y la boca para después llevarla a un cuarto donde la interrogaron. Tras pasar momentos de angustia, estos se intensificaron cuando intentaron abusar de ella.

“Me desvistieron de pies a cabeza. Comenzaron a tocarme y me hicieron todo tipo de obscenidades, ¿cómo me defendía de eso si estaba amarrada? Primero me tocaban todo el cuerpo con los guantes, pero después sentí sus manos desnudas. Me agarraban las nalgas, los senos, la vagina y luego me pateaban

Estaban a punto de violarme cuando uno de los comandantes les gritó que me subieran a una de las camionetas. ‘Vístete’, me ordenó uno de los marinos. ‘Pero, ¿cómo si no veo dónde está mi ropa y tengo las manos atadas?’ El marino ayudó a vestirme, hasta los tacones me puso”.

El interrogatorio siguió con golpes y así siguieron durante largo tiempo, pero en ese momento, Cecilia dijo: “Más que los golpes, lo que más duele y trauma es el acoso sexual, el tocamiento, el estar a punto de ser violada; es impactante. Quedé en shock. El fin de la tortura es que digas lo que ellos quieren que digas, no importa que no sea verdad”, señaló la joven que en 2016 cuando dio su testimonio tenia 5 años en prisión a la espera de conocer su sentencia al ser acusada de delincuencia organizada.