PRESOS POLÍTICOS

Claudia Sheinbaum cuenta su experiencia en Lecumberri de niña

El centro penitenciario Lecumberri ahora es el Archivo General de la Nación

NACIONAL

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Claudia Sheinbaum Pardo, actual aspirante a la Coordinación Nacional de la Defensa de la Transformación, aprovechó sus redes sociales para contar cuando fue a la Lecumberri de niña, una famosa cárcel en Ciudad de México, acompañada de su madre y hermanos.

Recuerdo que nos llevaban los fines de semana a Lecumberri, era un lugar oscuro, con crujías que tenían las celdas, pero aparte una reja. Era triste, recuerdo preguntarle a mi mamá, ¿por qué estaban detenidos, por qué estaban presos, por qué estaban en la cárcel?”, contó la militante de Morena en un video.

De acuerdo con las declaraciones de la Dra. Sheinbaum, algunas de las personas privadas de su libertad eran estudiantes del Movimiento de 1968, en el cual participaron sus padres, cuando ella tenía 6 años.Mi mamá siempre nos dijo (que estaban ahí) porque el gobierno es represor, comete injusticias contra los estudiantes, contra los jóvenes y tenemos que cambiar este sistema. Asimismo, nos decía, 'no vayan a decir su nombre', había que cuidarse lo que se decía, de lo que se hablaba por teléfono”.

Las personas estaban privadas de su libertad en Lecumberri. Foto: @historia_en_fotos_0.

Historia de Lecumberri

Si bien hoy día, el Palacio de Lecumberri es sede del Archivo General de la Nación, en su inició fue una penitenciaria fundada en 1900 por el expresidente Porfirio Díaz. De acuerdo con diversas historias, sus celdas de castigo eran oscuras, frías y no tenían baño.

Miguel Quintana, Antonio Torres Torija y Antonio M. Anza fueron los ingenieros responsables de la obra que decidieron construirla bajo el tipo de arquitectura carcelaria panóptica, patentada por el inglés Jeremías Bentham.

Este tipo de diseño permitía a los vigilantes observar al prisionero desde una torre central sin que este supiera en qué momento estaba siendo vigilado. En este caso, Lecumberri tenía una serie de pasillos que culminaban en un punto y con una sola torre de vigilancia al centro.

Debido a que las personas privadas de su libertad no tenían privacidad y no sabían en qué momento eran vigilados, fueron sometidos a una fuerte presión psicológica que en su mayoría los llevaba a la locura.