QUE NADIE NOS OLVIDE

A Adriana la mataron sobre el Viaducto por órdenes de su esposo, su hija lo vio todo por la televisión

Enrique fue el esposo de Adriana Arana, un hombre calificado como un vividor, que no sólo le quitó el dinero y la paz, también le arrebató la vida

NACIONAL

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Feminicidio de Adriana Arana en la Ciudad de México

Adriana Arana fue madre, hermana, hija, tía, amiga y también esposa. Nadie imaginó que estar casada sería su sentencia de muerte. Era una mujer brillante, su trabajo siempre impecable, por más de dos décadas formó parte del área de sistemas de la conocida cadena Sanborns, era querida y admirada.

Fue ahí, en el trabajo de su vida, donde conoció a Enrique, que se desempeñaba como contador. Se enamoró, pensó que era con él con quien iba a poder tener la familia que siempre quiso y se “aferró a ese sueño”.

Al principio, Adriana y Enrique, eran una pareja de ensueño, los mimos y los cariños no faltaban, cuando se referían uno al otro no era sino con frases como: “Mi amor”, pero detrás estaba la violencia que comenzó siendo económica. Ella era despojada de todo el dinero que ganaba bajo el pretexto de ahorrar para la vejez, él únicamente le dejaba lo justo para el transporte y la comida, Patricia Arana, confirma que su hermana no tenía “ni para ropa”.

La mujer que fue asesinada a los 47 años luchó mucho tiempo por convertirse en madre y lo logró, hoy su hija es una adolescente que tiene que vivir sin la guía y el ejemplo que le pudo haber dado Adri y con el dolor de que su padre fue el orquestador del atroz crimen.

Escucha aquí la historia de Adriana Arana

Fue gracias al amor por su hija que Adri pudo abrir los ojos y trató de romper el ciclo violento al que estaba sometida. Se presentó ante las autoridades para poner y ratificar una denuncia que quedó asentada en la carpeta CI-FIZC/IZC-2/UI-1S/D/01494-04-2020, sin embargo, Enrique logró convencerla, le juró que las cosas iban a cambiar, que lucharía por ella y por su familia; le creyó.

Las intenciones sólo duraron unos meses y la violencia regresó: las infidelidades, las humillaciones, los golpes. Madre e hija salieron despojadas del departamento que prometió ser su hogar, Adriana sólo pudo sacar ropa, a pesar de que todo lo que estaba en ese lugar, incluyendo el inmueble eran producto de su trabajo.

Enrique jamás dejó a su expareja en paz, era un acoso constante, la acechaba fuera de la casa que compartía con su padre y su hija, la familia cuenta que incluso renunció a su trabajo para poder exigirle una pensión vitalicia con el argumento de sufrir “daños psicológicos”.

“Era un vividor que siempre le vio el signo de pesos a mi hermana”, dice Patricia, quien con la voz entrecortada da detalles de la violencia económica que Adriana vivió por años. A pesar de “tener un buen trabajo” no contaba con dinero ni para lo más básico; para poder ajustarse a sus necesidades debió ocultarle a su pareja los aumentos de salario que recibía y sólo de esa forma podía comprar ropa para ella y su pequeña, explica.

 

Una niña ve el crimen de su madre por televisión

El 11 de agosto de 2021 la niña de entonces 13 años y su abuelo veían la televisión. Mientras aguardaban la llegada de su madre, se presentaba el noticiero vespertino y de pronto apareció en la pantalla la información sobre un auto azul de la marca Seat, cuya conductora habría sufrido un infarto mientras circulaba por el Viaducto Miguel Alemán a la altura de la conocida Plaza Delta.

De inmediato la pequeña reconoció que ese era el vehículo de su mamá, comenzó a preguntar por las placas y como el abuelo no pudo darle respuesta, tomó el teléfono y llamó a su padre para que le dijera cuál era la matrícula. Él le contestó, pero le dijo que no sabía y que además estaba ocupado, que le llamaría más tarde.

Estaba ocupado efectivamente, pues con las investigaciones las autoridades se dieron cuenta que Adri no había sido un infarto, sino que le dispararon en al menos tres ocasiones desde una motocicleta que la siguió desde que salió del trabajo, además también un Audi negro estuvo detrás de ella todo el trayecto, el copiloto de este auto era Enrique.

De hecho, en videos posteriores, se puede ver que una vez que el sicario de la moto le dispara a quemarropa a Adri, el Audi se va por algunas calles aledañas y Enrique baja para regresar a la escena el crimen, se asoma para asegurarse que el asesinato se había concretado y luego camina apresurado atropellando a los transeúntes.

No conforme con mirar con sus propios ojos el crimen, quiso reafirmar que sus planes habían salido perfectamente y le regresó la llamada a su hija, lo primero que le preguntó fue: “¿tu mamá está muerta?”.

¿Dónde está el sicario?

La inteligencia de la policía de la Ciudad de México logró capturar a Enrique y a Adrián Michelle -quien conducía el Audi- en la alcaldía Iztapalapa. Se sabe que días antes, Enrique había hecho un retiro de dinero, con lo que se presume contrató los servicios del sicario.

En el celular de Adrián Michelle se obtuvieron conversaciones y un video del trabajo de Adriana, además, los teléfonos -de Enrique y su cómplice- están registrados en el lugar de los hechos a la hora del feminicidio. Los dos hombres están en prisión preventiva en el Reclusorio Norte y la familia Arana no hace más que pedir a las autoridades la sentencia para ellos.

“Nosotros queremos que sea un juicio justo, queremos pena máxima para él, porque la verdad que no le importa ni la niña, o sea, él, nada más está sobre los bienes y está tan seguro de salir, porque así me lo me lo ha manifestado en sus amenazas; o sea, él está, seguro que va a salir… cuando acudo a las audiencias, él me mira de una manera como un demonio y se burla y se ríe”, confiesa Patricia.

 

De quien no se sabe nada es del hombre de la moto, el que jaló el gatillo en contra de Adri, parece que se lo tragó la tierra, las autoridades no tienen nada, ni una pista que pueda llevar a su paradero, un feminicida a sueldo está suelto en las calles de la capital y parece que nadie está interesado en atraparlo.

Adriana Arana, víctima de feminicidio

 

Por: Paola Sánchez Castro

Edición: María José Serrano Carbajal 

Diseño: Ana Navarro e Ingrid Almaraz

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